El autor es el apóstol Pablo. La fecha de la epístola es de aproximadamente entre 48–55 d.C. Los destinatarios son las iglesias en la región de Galacia (Asia Menor). En el contexto Pablo responde con firmeza a una crisis doctrinal: falsos maestros estaban enseñando que los cristianos gentiles debían guardar la ley mosaica (especialmente la circuncisión) para ser salvos. Es una carta profundamente teológica, defensiva del evangelio de la justificación por la fe y de la libertad cristiana.
TEMAS PRINCIPALES
Justificación por la fe sin las obras de la ley.
Defensa de la autoridad apostólica de Pablo.
La suficiencia de Cristo y su obra redentora.
La libertad cristiana frente al legalismo.
La vida en el Espíritu como evidencia de verdadera conversión.
El contraste entre la carne y el Espíritu, la ley y la gracia.
PUNTEO DE SUCESOS Y SECCIONES CLAVE
Capítulos 1–2: Defensa del evangelio y del apostolado
Pablo comienza con un tono severo: denuncia “otro evangelio” como anatema (1:6–9).
Aclara que su evangelio no proviene de hombres sino de una revelación directa de Jesucristo.
Relata su confrontación con Pedro en Antioquía, quien cayó en hipocresía al separarse de los gentiles por temor a los judaizantes (2:11–14).
Proclama: “El hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo” (2:16).
Aplicación relevante: La autoridad del evangelio es divina; el hombre es salvo solo por la gracia mediante la fe.
Capítulos 3–4: La justificación por la fe y la filiación en Cristo
Pablo usa el ejemplo de Abraham, quien fue justificado por fe antes de la ley (3:6–9).
La ley no puede justificar, solo revelar el pecado.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (3:13).
Los creyentes son hijos de Dios por la fe (3:26), herederos conforme a la promesa, y no esclavos.
Ilustra la diferencia entre la ley (Agar) y la promesa (Sara).
Tema relevante: La salvación es por gracia, y la ley tiene un propósito pedagógico pero no redentor.
Capítulos 5–6: Libertad cristiana y fruto del Espíritu
“Para libertad fue que Cristo nos hizo libres” (5:1).
No es la ley, sino el Espíritu, el que produce una vida santa.
Contrasta las obras de la carne (5:19–21) con el fruto del Espíritu (5:22–23).
Llama a llevar las cargas los unos de los otros, y a sembrar para el Espíritu.
Aplicación: La libertad no es libertinaje, sino poder para vivir en santidad por medio del Espíritu Santo.
RELEVANCIA PARA EL CRISTIANO
Justificación por la fe sola (sola fide): Uno de los pilares de la Reforma. No por méritos ni rituales, sino por confiar en la obra completa de Cristo.
Cristo es suficiente: Añadir cualquier condición humana a la salvación (como guardar la ley mosaica) niega la gracia (5:4).
La ley revela, pero no regenera: Su propósito es conducirnos a Cristo, no salvarnos.
El Espíritu santifica: La vida cristiana no es por esfuerzo humano sino por el poder del Espíritu Santo obrando fruto en nosotros.
La verdadera libertad es vivir para Dios, no según la carne.
VERSÍCULOS CLAVE PARA MEMORIZAR Y MEDITAR
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” (2:20).
“El justo por la fe vivirá” (3:11).
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley…” (3:13).
“Para libertad fue que Cristo nos hizo libres…” (5:1).
“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz…” (5:22–23).