El autor del libro es el profeta Joel, hijo de Petuel (Joel 1:1). Aunque no se conoce mucho sobre su vida personal, se le identifica como un profeta en el reino de Judá. La fecha exacta de su ministerio es incierta, con estimaciones que van desde el siglo IX al siglo V a.C. El contexto histórico parece indicar un tiempo de crisis debido a una plaga de langostas que devastó la tierra, usada como imagen del juicio divino.
El libro de Joel se divide en tres capítulos (o cuatro, según algunas versiones) y se organiza en dos partes principales:
La Plaga de Langostas y el Día del Señor (Joel 1:1–2:27): Descripción de la plaga de langostas como un juicio divino.
Un llamado al arrepentimiento sincero por parte del pueblo.
Promesas de restauración tras el arrepentimiento.
El Derramamiento del Espíritu y el Juicio Final (Joel 2:28–3:21): Profecía del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne.
Juicio de las naciones en el valle de Josafat.
Restauración de Judá y su seguridad futura.
CINCO TEMAS PRINCIPALES
El Día del Señor: Central en el mensaje de Joel, el «Día del Señor» es descrito como un tiempo de juicio divino, pero también de restauración para los fieles.
Juicio y Arrepentimiento: La plaga de langostas simboliza el juicio de Dios, pero también hay un llamado claro al arrepentimiento para restaurar la relación con Él.
Restauración y Bendición: Dios promete restaurar lo que fue destruido si su pueblo se vuelve a Él con un corazón sincero.
Derramamiento del Espíritu Santo: Joel 2:28-32 es una de las profecías más significativas del Antiguo Testamento, cumplida en Pentecostés (Hechos 2:16-21).
Soberanía de Dios sobre las naciones: El juicio en el valle de Josafat muestra que Dios juzgará a todas las naciones por su trato hacia su pueblo.
RELEVANCIA PARA EL CRISTIANO
Llamado al Arrepentimiento: Joel enseña que el juicio de Dios es una realidad, pero siempre está acompañado por la misericordia para aquellos que se arrepienten sinceramente.
Esperanza en la Restauración: La promesa de que Dios puede restaurar lo que el pecado o las dificultades han destruido es un mensaje de consuelo y esperanza para el creyente.
Cumplimiento en Pentecostés: El derramamiento del Espíritu Santo en Joel 2:28 se cumple en Hechos 2, conectando el Antiguo y el Nuevo Testamento y mostrando la continuidad del plan redentor de Dios.
Seguridad en el Juicio de Dios: El juicio final asegura que la justicia de Dios prevalecerá, lo que da confianza a los cristianos en medio de un mundo de injusticias.
El libro de Joel es un recordatorio poderoso de la soberanía de Dios, el llamado al arrepentimiento, y la promesa de restauración y redención para los fieles. Su mensaje sigue siendo relevante para los cristianos, ya que enfatiza la necesidad de depender de Dios, buscar su Espíritu y vivir con la expectativa de su juicio justo y su misericordia eterna.