NADIE ES GRANDE POR SÍ MISMO
Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido. 2 Samuel 22:36 RVR1960 Queridos amigos, ya el primer hebreo, Abram, recibió en visión una promesa de parte de Dios, quien le aseguró que Él era su escudo, por tanto, no tenía nada de que temer (Génesis 15:1). Al padre de…