Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Juan 18:6 RVR1960
Queridos amigos, en la historia del Antiguo Testamento Dios se manifestó como el “Yo Soy”. La primera vez que tuvo contacto con Moisés (recordemos la zarza ardiente), Él le ordenó que fuera donde su pueblo en Egipto. Moisés en su mente finita le contestó a Dios: “Si voy a los israelitas y les digo: “El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes”; cuando me pregunten: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé?” Dios le dijo: “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14).
Es cuando menos una manera bastante misteriosa de presentarse ante el hombre. A Moisés le parecía lógico que el pueblo preguntase por el nombre de quien lo enviaba. Es como si el pueblo hubiera querido saber sobre las verdaderas intenciones de Dios, porque en el pasado Dios ya había instituido una relación con los patriarcas.
La manifestación de Dios fue gradual, pues poco después mencionó que era Yahvé (el tetragrama o Tetragrámaton YHWH) el Dios de los padres: Abraham, Isaac y Jacob. Sin embargo, la frase “Yo Soy el que soy” implica una amplitud en la eternidad, pues significa “yo soy aquel que era y estaba, que es y está y que será y estará”, en otras palabras aquel que está siempre presente, “yo estoy” continuamente presente en la historia junto al hombre, y desde antes de que existiera “yo estoy” y después de que el mundo desaparezca “yo seguiré estando”. Sólo Dios Es.
Él es el que es y estará, en dicha ocasión el Señor se estaba presentando como un Dios fiel de la personas. Él es fiel para todos los que lo tienen en el corazón y le son obedientes.
El “Yo Soy” no es una mera forma filosófica, porque en el caso de Jesús su respuesta ante la pregunta de los fariseos de “¿tú quién eres?” dijo, “su padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró. Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: En verdad en verdad les digo: antes que Abraham naciera, yo soy. Entonces tomaron piedras para tirárselas…” (Juan 8:56-58)
Los judíos reaccionaron con violencia al “Yo Soy” de Jesús, porque entendían con claridad lo que Él estaba declarando, se estaba poniendo al mismo nivel del Dios Padre, que ya se había identificado con ese mismo nombre ante Moisés, algo inaceptable para sus cegados ojos, pues si no era verdad era blasfemia, que debía castigarse con la muerte según la Ley Mosaica (Levítico 24:11-14). Pero en ningún caso se trataba de blasfemia, pues Jesús era y es Dios, la segunda Persona de la Trinidad, en todos los sentidos igual al Padre.
Abraham fue traído al mundo para que existiera, pero Jesús había existido y existiría siempre, por la eternidad, porque Él es el Yo Soy. Jesús uso la misma expresión del “Yo Soy” en siete declaraciones de sí mismo. En cada una de las ocasiones el “Yo Soy” está aplicado en poderosas enseñanzas donde expresa su relación redentora para con los pecadores.
Todas las declaraciones están en el evangelio de Juan y son: Yo Soy el Pan de Vida (Juan 6:35); Yo Soy la Luz del mundo (Juan 8:12); Yo Soy la Puerta de las ovejas (Juan 10:7, 9); Yo Soy el Buen Pastor (Juan 10:11, 14); Yo Soy la Resurrección y la Vida (Juan 11:25); Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:16); Yo Soy la Vid verdadera (Juan 15:1, 5).
Ya podemos imaginarnos la escena ante sus captores que cayeron de espaldas deslumbrados cuando el les respondió “Yo Soy”, se estaba poniendo en clara evidencia su deidad, el impacto de sus palabras fue tremendo, se dio como un corto destello enceguecedor de su poder divino.
Jesús demostró lo que era y podía hacer, para después dejarse arrestar mansamente en obediencia al Padre. Los hombres de la guardia del templo tuvieron la oportunidad de experimentar ese poder divino, pero ni eso los detuvo y aprehendieron a Jesús como si de un malhechor se tratara.
El Yo Soy nos libre de no poder discernir su presencia en nuestras vidas y también nos libre de caer bajo el poder de su ira.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.