Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Juan 18:38a RVR1960
Queridos amigos, de dónde viene el concepto de verdad y por qué es tan importante para el ser humano? ¿Existe la verdad por sí misma, es creada por el hombre según las circunstancias o deriva de un ser supremo?
Nuestras ideas y pensamientos, nuestras relaciones de amistad, amorosas o de negocios, nuestras creencias y certezas, nuestras conversaciones y discusiones, nuestros planes y sueños se sustentan en el hecho de que existe la “verdad”. Se trata de un concepto tan esencial, que sin él el raciocinio humano no podría funcionar. Imaginémonos por un momento el conflicto en nuestra mente por no estar seguros de qué es la “verdad”. Estaríamos inundados de dudas al extremo de la desesperación.
Observamos cuán necesario es contar con la verdad, en realidad es una necesidad absoluta no sólo para vivir y convivir, sino para sobrevivir. Concluimos que no podemos vivir sin la verdad. Pero, ¿qué es la verdad en realidad?
La verdad es un valor ético, sin el cual no podría existir ni el respeto entre personas ni la honestidad; la conciencia moral de los hombres se asienta sobre ella. Las personas pueden no estar de acuerdo con la verdad, puede no gustarles, pero por eso no deja de ser verdad, entonces la verdad se deriva de principios que son independientes de las opiniones humanas.
La verdad se define como la característica esencial de la realidad tal como es, también es la coincidencia entre una afirmación y los hechos o la coincidencia de lo que se piensa respecto de su manifestación objetiva o real. Nadie discutirá sobre verdades indiscutibles como: el agua moja, el sol calienta o todos morimos.
El relativismo afirma que no hay verdades absolutas y nos quiere llevar a pensar que para que algo sea verdadero depende de la situación o de ciertas variables, al extremo de que se tiene el patrón de pensamiento que cada uno tiene su propia verdad, y así todos contentos.
La ontología es una rama de la filosofía que se dedica a reflexionar sobre los modos esenciales de existencia de las cosas. Por ejemplo, le es esencial a un cuadrado para su existencia el estar conformado por cuatro lados iguales. La verdad entonces es ontológica, pues es como las cosas realmente son.
Quien define cómo son las cosas es el Creador de las cosas. La realidad es como es porque Dios así la hizo, así lo declaró, así lo quizo. Él es la fuente, el autor, el gobernante, árbitro, juez y ejemplo de toda verdad. Es Dios de verdad (Deuteronomio 32:4, Salmo 31:5).
La verdad es lo que es coherente (y coincidente) con la mente, voluntad, carácter, gloria y ser de Dios. La verdad es la expresión de Dios, ella fluye de Él, por tanto, la verdad es teológica. La realidad es porque Dios lo declaró y lo hizo así.
Jesús manifestó ser Él mismo la Verdad (Juan 14:6), estaba declarando que era Dios y al mismo tiempo ponía en claro que toda verdad sólo puede venir de Dios y de su eterna gloria, pues nada ni nadie más allá de Dios es poseedor de la verdad.
Jesús dijo también que la palabra escrita de Dios, la Biblia, es verdad, pues es la expresión que fluye desde el infinito y hasta el infinito, vive y permanece para siempre (1 Pedro 1:23). No contiene sólo partes de verdad, es verdadera en su integridad y no puede ser quebrantada, es pura, inalterable e inviolable. La verdad separada de Dios no conduce a nada y no significa nada.
Dios se manifestó a la humanidad a través de su Hijo y mediante las Escrituras, ambos representan la esencia de lo que es la verdad para conocimiento de los hombres. Para saber qué es verdad es necesario conocer a Jesucristo y es necesario conocer las Escrituras para a través de ambos conocer los pensamientos de Dios, aquellos que Él quiere que los humanos conozcamos.
La verdad no puede ser reconocida, entendida, explicada o definida sin contar con Dios como fuente de verdad. Invito al lector poco convencido a tratar de definir la verdad sin tomar en cuenta al Dios creador, eterno y autoexsistente.
A partir del conocimiento de Dios es posible discernir la verdad en situaciones del diario vivir, sin influencias y sesgos, sin relativismo y sin inclinaciones de cualquier tipo. Los creyentes sabemos que las falsas verdades pululan gracias al pecado y que muchos, que están enceguecidos, las creen.
Es imprescindible haber nacido de nuevo para poder oír la voz del gran Pastor de las ovejas, pues todo aquel que es de la Verdad, oye su voz (Juan 18:37). Pilato era impío y estaba influenciado por el pensamiento del mundo de su tiempo, así que su respuesta fue relativista: ¿Qué es en realidad la verdad? Una actitud irreverente ante el Rey de reyes.
Les deseo la bendición de gracia.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.