Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Salmos 125:1
Queridos amigos, la firmeza en los humanos puede tener diferentes connotaciones, por ejemplo, una persona puede ser firme en sus convicciones, también puede tener firmeza demostrando tozudez, así mismo se puede ver firmeza en una voluntad inquebrantable y constante.
La firmeza humana está relacionada con las creencias, la manera de pensar y la manera de ser.
Éstas son variables según las cuales una persona puede sostener o defender una posición, sea ésta correcta o no.
Por ejemplo, conozco de personas que defienden a rajatabla el aborto y son tremendamente firmes en su posición, la cual tiene una lógica, pero no está de acuerdo a la Verdad de Dios.
Está muy de moda defender el relativismo, es decir que no hay nada definitivo, que todo depende de algo y que en verdad nadie tiene la última palabra, ni la Biblia misma.
Existe una gran cantidad de personas que defienden esta posición con máxima firmeza, adolecen de ceguera espiritual porque no pueden ver que la Palabra de Dios nada de relativo tiene, especialmente porque no la quieren conocer o simplemente la rechazan.
Por otro lado, hay personas que defienden una posición de manera rigurosa a pesar de no tener la razón, se trata normalmente de terquedad.
La lógica habla por sí misma, sin embargo, ellas no entienden o no quieren entender.
Quizás desean mostrar firmeza de carácter porque se ve bien. Son piedra de tropiezo para otros y van en contra de los preceptos de Dios.
En las muchas posiciones políticas, religiosas, filosóficas y hasta deportivas podemos observar que la gente demuestra firmeza hasta obsesiva. Si esta firmeza no llevara a ningún lado sería hasta inofensiva, lo doloroso es que es una forma de idolatría que conduce a la perdición.
En contraposición se encuentra la firmeza del creyente que es más sólida que el monte de Sión. La solidez se sustenta en la perfecta verdad de Dios, que no es para nada relativa, sino absoluta y eterna.
Mantenerse firme en la Palabra es lo más sabio que el hombre puede realizar. Para ello es imprescindible convertirse en seguidor de Cristo. De otra manera el hombre natural, en su propia fuerza, no está en condiciones de ser firme en obediencia.
Por más extraño que suene, para el humano es imposible cumplir la ley de Dios sin que Él obre con su gracia y con su poder.
Necesitamos de Jesucristo, si le reconocemos como Señor y salvador, doliéndonos de nuestro pecado y pidiendo perdón con un corazón arrepentido, podemos ser bendecidos con gracia y fe para nacer a una nueva vida, en la que anhelemos vivir firmes en obediencia para la gloria de Dios.
Y no olvidemos las sabias palabras de Pablo en 1 Corintios 10:12 «Así que, el que piense estar firme, mire que no caiga.»
Que Dios les bendiga y les guarde de caer todos los días.