Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; Colosenses 3:5 RVR1960
Queridos amigos, una vez enfocados en las cosas de arriba, comienza una nueva vida, en la que debemos desechar todo lo malo, comenzando por todo lo evidentemente malo.
El reto es hacer morir lo terrenal, la parte mundana de nuestras vidas, buscando vivir en obediencia.
Dios a través de su «gracia común» ha puesto en todos nosotros conciencia moral, por lo que no podríamos estar en desacuerdo con lo que el apóstol nos pide. Sin embargo nuestra naturaleza carnal hace que luchemos en contra incluso de las cosas que sabemos que están mal.
El mundo nos domina cada vez más y más y nos convence de mentiras, que no hace muchos años eran vistas como lo que son, totales mentiras. Por ejemplo la fornicación, es decir el sexo antes y fuera del matrimonio. Hoy no es mal visto que una pareja tenga una vida sexual antes de estar unidos legalmente, sin embargo es un acto de desobediencia a los preceptos de Dios. ¡Nos guste o nos guste!!!
El homosexualismo está cada vez más arraigado y es un claro ejemplo de impureza y de pasiones desordenadas. Quiero aclarar que mi posición en este aspecto puntual no es de rechazo a la persona homosexual, a quien como cristiano y en obediencia a Jesús debo y deseo amar, sino al pecado mismo, como es estar en contra de adulterar, mentir engañar o robar.
¡Nos guste o nos guste!!!
Alejémonos de todos los malos deseos y de la avaricia, pidiéndole a Dios que nos otorgue de su «gracia especial» y de esa manera podamos tener plena conciencia de nuestros pecados, pidamos perdón y cada día poco a poco hagamos morir lo terrenal en nosotros.
Les invito a ver en mi blog las diferencias entre «gracia común» y «gracia especial».