para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Efesios 4:14 RVR1960
Queridos amigos, no faltan quienes por ignorancia o por intereses creados (dígase maldad) desean apartar a otros de la fe de Jesucristo. Ojalá utilizaran sus habilidades comunicativas y argumentos para hacer el bien.
Cuando al joven desde pequeño se le ha inculcado, que hay que necesariamente creer en algo, lo más probable es que se deje llevar por los vientos de las doctrinas más atractivas a su entendimiento intelectual.
Es llamativo observar las diferentes técnicas que tienen aquellos que están a la caza de nuevos seguidores. Tanto mormones como testigos de Jehová, tanto musulmanes como adventistas, entre muchos otros, desean atraer nuevos adeptos a sus agrupaciones, y para ello realizan simpáticas reuniones poniendo como cebo una comida o alguna actividad atractiva.
Se hace imprescindible alguna atracción diseñada por el hombre porque Dios no está obrando ahí, aunque los que guían a equivocación afirmen lo contrario. Además de ingeniosos los argumentos que utilizan son también convincentes, pues de otra manera no habría gente siguiéndolos, aunque sólo sean doctrinas de hombres o estén mezcladas con las de Dios.
Para el cristiano es duro observar cómo mucha gente está siendo guiada a perdición. Pero es aún más triste ver personas en el lugar correcto que son engañadas por gente infiltrada de la que hay que guardarse, pues es común encontrar a algunos que sin escrúpulos tratan de apartar de la fe aprovechándose de la ingenuidad de los poco crecidos.
En Hechos 20:30 nos encontramos ante una seria advertencia: Y de ustedes mismos, de la iglesia en que se encuentran, se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. De igual manera el apóstol Pablo exhorta en Romanos: Mas les ruego, hermanos, que se fijen en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que ustedes han aprendido, y que se aparten de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos (Romanos 16:17-18).
Lamentablemente existen muchos en las iglesias cristianas que con el pasar del tiempo no crecen en Cristo. A estos se les debe amonestar como en Hebreos 5:12-14: Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tienen necesidad de que se les vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y han llegado a ser tales que tienen necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
¿Cómo se puede dejar de ser niños espirituales fluctuantes? Para comenzar, es imprescindible andar con el Señor Jesucristo de la misma manera en que se lo ha recibido, también es necesario mantenerse arraigado y sobreedificado en Él, y confirmado en la fe, así como se fue enseñado, confirmando la enseñanza con el estudio de la Biblia, abundando en acciones de gracias (Colosenses 2:6-7).
El crecimiento constante en Cristo es entonces fundamental, la oración, la alabanza y principalmente la obediencia y el estudio de las Sagradas Escrituras son los instrumentos para crecer e ir dejando la leche espiritual para terminar comiendo alimento espiritual sólido.
Santiago nos llama a pedir con fe: Pero pidamos con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra (Santiago 1:6). Pidamos discernimiento.
Tengamos presente que muchos falsos profetas se levantarán y engañaran a muchos ( Mateo 24:11), incluso en los lugares donde se piensa que no puede haber gente de ese tipo.
Que el Señor nos bendiga y nos regale discernimiento para rodearnos de gente que pueda afirmar al igual que el apóstol Pablo: Pues no somos como muchos, que prosperan falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo (2 Corintios 2:17).
Les deseo un día muy bendecido.