Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Efesios 4:14 RVR1960
Queridos amigos, la inestabilidad espiritual suele afectar a los creyentes poco crecidos, llevándolos a comportarse como niños fluctuantes.
Recuerdo mis inicios en la vida cristiana, cuando era inmaduro como un niño fluctuante. Comencé asistiendo a una célula de línea pentecostal. Fui llamado por Dios, pues de otra manera jamás habría participado. Como Dios estaba obrando sobre mi, abrí mi corazón a lo que veía y escuchaba.
Como dice el apóstol Pablo, me dejé llevar por doquiera de todo viento de doctrina, creyendo en todo lo que experimentaba dentro de mi nueva vivencia “espiritual”. Además de participar en un evento llamado el “encuentro”, donde uno sale gritando a voz en cuello “soy libre, soy libre”, visité diferentes congregaciones donde me encontré con prácticas “cristianas” que en mi ignorancia me parecían coherentes, por tanto, verdaderas.
Sin duda son estratagemas de Satanás y de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Parecería que lo que se hace en dichas congregaciones es (doctrinalmente) correcto, porque son prácticas que se repiten en la mayoría de congregaciones de la misma línea.
El hombre natural cuando ve algo que todos hacen, da por descontado que no puede estar mal. Ya sea que crea que está realmente bien o que sepa que no lo está, pero como todos lo hacen se convierte en “lícito”. En ese sentido las tradiciones aportan de manera muy contundente.
De ahí que los musulmanes, budistas, católicos, mormones, testigos de Jehová o “cristianos” están tan arraigados en las doctrinas que los mantienen alejados de la verdad. En mi ignorancia, pues ya me creía cristiano por ser fiel y ciego seguidor de los que creía cristianos sin haber siquiera hojeado la Biblia, confiaba en todo lo que me decían y seguía crédulamente lo que veía.
Dejaba que el pastor me soplara para que (supuestamente) el Espíritu entrara en mi, me dejaba caer de espaldas “impulsado” por la fuerza del Espíritu, sufrí de risa santa, hablé e incluso canté en lenguas. Hice honor al dicho “la ignorancia es atrevida”. Y por supuesto que creía en la patraña del diezmo moderno.
Después de un periplo de algunos años pasando por diferentes congregaciones, llegué a una donde se enseña sana doctrina. Conociendo el evangelio, que es poder de Dios, recién fui tocado por el Espíritu Santo, que me llevó a mi nuevo nacimiento espiritual, tomando consciencia de la dimensión de mis pecados y creyendo con fe verdadera que Cristo es mi Señor y salvador.
Incluso en congregaciones con doctrinas equivocadas existen creyentes verdaderos, que tarde o temprano discernirán sobre el lugar en que se encuentran. Son pocas ovejas entre cabritos que por el engaño se creen ovejas.
La unión entre hermanos en Cristo, en lo que es la Iglesia verdadera, es fundamental para que los hermanos más débiles puedan ser fortalecidos en la fe. Los hermanos más crecidos deben aportar a la estabilidad de sus hermanos “menores” a través del estudio constante de la Palabra y de la oración. De esa manera poco a poco se va ganando en madurez espiritual, lo cual conduce hacia la integridad cristiana.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.