Una jactancia condenatoria
Así que no te desanimes cuando los malvados se enriquezcan, y en sus casas haya cada vez más esplendor. Pues al morir, no se llevan nada consigo; sus riquezas no los seguirán a la tumba. En esta vida se consideran dichosos y los aplauden por su éxito. Pero morirán como todos sus antepasados, y nunca…