Dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Hechos 13:10 RVR1960
Queridos amigos, nos encontramos ante una historia que nos muestra el antagonismo entre el bien y el mal, y cómo se debe actuar contra el mal evidente.
Pablo se encontraba en la isla de Chipre, llegando a Pafos se cruzó con el mago y falso profeta Barjesús, también conocido como Elimas, quien acompañaba al prudente procónsul Sergio Paulo, la autoridad romana más prominente del lugar.
Elimas hacía todos los esfuerzos por apartar de la fe al procónsul, que tenía gran anhelo por escuchar la palabra de Dios. Satanás es muy astuto al elegir a quiénes utilizar, en este caso decidió usar a un falso profeta, que era abiertamente un enemigo de la doctrina de Jesús.
Los grandes hombres del mundo, especialmente aquellos que están en posición de poder, son seguro objetivo de Satanás para impedir que se acerquen a la verdad, y puedan continuar con su ejemplo e influencia a favor de sus malévolos propósitos. De esa manera el maligno estaba utilizando a Elimas para evitar que el procónsul se acercara a la fe del evangelio.
Pablo hizo una rápida lectura del carácter verdadero de Elimas y no dudó ni un instante en defender la fe, enfrentándole: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
No fue una reprensión llena de enfado ni apasionada, se trataba de la defensa del evangelio bajo la influencia directa del Espíritu Santo, quien pone en los corazones de los creyentes un celo especial para defender las cosas de Dios.
Conocemos el dicho “padre no es el que engendra, sino el que cría”, es en ese sentido cómo se debe entender la expresión “hijo del diablo”. El diablo cría el engaño, la mentira, la maldad en el corazón del hombre natural, el resultado es que llega a actuar tal cual su hijo. En la palabra tenemos pasajes en los cuales Jesús y los apóstoles Pablo y Juan usan la expresión: Juan 8:44, Hechos 13:10 y Juan 3:8.
Los caminos rectos del Señor son los únicos caminos que conducen directamente al cielo, cuando el hombre recorre dichos caminos estará viviendo con dicha la verdad y la justicia. Mientras no se tenga fe genuina para creer en Jesucristo como Señor y salvador, tampoco será posible recorrer por estos caminos, esto implica estar recorriendo caminos que no son de verdad y justicia.
Elimas definitivamente no estaba en el camino del Señor y estaba buscando poner al procónsul en contra. Su corazón endurecido lo estaba llevando por caminos de perdición y buscaba que todos lo acompañaran por la vía de la destrucción, pensando que era lo mejor, pues lo que Jesús tenía para ofrecer, para él, eran chácharas de soñadores.
Vivir en el engaño sujeto a maldad es una condición que hace que el hombre pueda ser llamado “hijo del diablo”. La dolorosa realidad es que la naturaleza caída del hombre natural conduce a que viva alejado de la verdad y justicia de Dios. Todo pecador no arrepentido puede ser llamado hijo del diablo, pues toda alma no regenerada hace el mal a través de su constante pecado. Aunque el mundo diga lo contrario, el hombre caído es malo por naturaleza y puede ser tentado a ser más malo aún.
Finalmente triunfó el bien, pues el asombro del procónsul a causa del poder que tiene el evangelio para cambiar el corazón y actuar sobre la conciencia fue grande a partir de que obró sobre él. La doctrina de Cristo es para quedarse con la boca abierta, porque cuánto más se sabe de ella, más motivos se tienen para estar maravillados.
Hemos de cuidarnos de andar diciendo que tal o cual impío es “hijo del diablo”. Si somos salvos no olvidemos que también fuimos hijos del diablo.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.