Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.Jueces 2:19 RVR1960
Queridos amigos, los jueces de Israel eran gobernantes que ejercían justicia sobre su pueblo. Se supone que el trabajo de todo juez es ejercer justo juicio, es decir, conseguir un equilibrio entre la ley, la sabiduría y la ética para llevar adelante una vida civil y un gobierno equilibrados, equitativos y libres de injusticia.
El Dios Todopoderoso es Juez de toda la tierra (Génesis 18:25) y siempre hace lo justo, toma decisiones y obra para mantener un estado de justicia como gobernante del universo. Es guía y ejemplo para el hombre.
Por misericordia Dios levantó jueces humanos, que empezaron a gobernar al pueblo de Israel poco después de la conquista de la tierra prometida. Él sabía de la gran necesidad de sano liderazgo existente sobre Su pueblo escogido. Necesitaba de líderes, que lo condujera por caminos de justicia.
Esto se demostraba una y otra vez, pues vivían repetidas recaídas en las que se apartaban de Dios para servir a ídolos (Baales y Astartes equivalente a santos y vírgenes de estos días). Se puede afirmar que durante un período de su historia estuvieron sumergidos en un círculo vicioso, pues ni bien era posicionado un nuevo juez las cosas empezaban a cambiar para bien, gozaban de bienestar y paz por un tiempo, hasta que su condición conducía a que se olvidaran de dónde venía lo bueno.
Dios no tardaba en reaccionar a su idolatría castigándolos a través de los pueblos paganos vecinos, que se dedicaban a robarles y a hacerles difícil la vida. Otra vez, cuando estaban en dificultades se volvían a acordar de Dios y se humillaban ante Él. Entiéndase este círculo vicioso como un discurrir entre la liberación, el bienestar, la apostasía y la opresión, y de nuevo la misericordiosa liberación de Dios.
Podemos mirar desde el palco del observador, pero lo vivido por el pueblo israelita nos debe servir de ejemplo. El mundo es un gran seductor y muchos se dejan seducir. Las ofertas religiosas supuestamente más sabias y atractivas suelen ser tropezadero. Las artes, los avances tecnológicos y un estilo de vida idealizado suelen seducir a las personas, alejándolas de la Verdad.
Si bien Dios es el que lo puede todo, a la gente le gusta confiar en los “especialistas”. Así como hay santos especializados en sanar o consolar, Baal era Dios de la agricultura y de la fertilidad junto con Astarte, se trataba de un especialista en quien se podía confiar, pues parecía más eficaz acercarse a alguien cuyos servicios eran los que se requerían y estaban al alcance de la mano. Adicionalmente, los cultos sexuales daban lugar al atractivo desenfreno sexual, que el Dios de Israel no permitía.
Seguir a ídolos es una clara señal de desolación espiritual, la cual se genera por la ausencia de Dios en la vida de los idolatras. El hombre abandona lo bueno cuando se deja seducir por beneficios inmediatos, cuando quiere copiar a quienes ve como superiores o mejores, o cuando busca ser aceptado en círculos que considera más elevados.
Como en esos días, también en estos tiempos, se sumaba a Dios a la colección de dioses, quitándole el honor y la supremacía. Adorar a otros dioses (ídolos) es una violación a los primeros dos mandamientos: No tendrás dioses ajenos delante de mí; no te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; no te inclinarás a ellas, ni las honrarás… (Éxodo 20:3-5).
Dios es la representación por excelencia de lo espiritual y moral, en tanto que, los ídolos representan todo lo contrario, pues quienes los crean, buscan satisfacer sus necesidades sensuales, carnales e inmorales, tal cual la naturaleza pecaminosa del hombre.
Dios es benigno, maravillosamente benigno, pues a pesar de la desobediencia de Israel, no dejó de desearle el bien, demostrándole misericordia, levantando un nuevo juez cada vez que otro moría. La desobediencia exige juicio y castigo, pero gracias a su misericordia Dios ofrecía y ofrece salidas a su pueblo, así como nos brinda una liberación definitiva de la esclavitud del pecado a través del Señor Jesucristo.
Les deseo un día muy bendecido. “Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y