Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Juan 15:3 RVR1960
Queridos amigos, es sorprendente cómo podemos ser limpiados de toda mancha espiritual por solo oír la Palabra de Dios.
Recordemos que el pecado es una mancha indeleble en nuestra hoja de vida espiritual, nadie ni nada de este mundo la puede limpiar. No existe ningún tipo de acción humana que pueda borrar la horrible mácula de pecado que todos tenemos. Sin interesar el tipo de esfuerzo que el hombre haga para erradicarla, lo único que sucede es que la mancha crece y crece, y no deja de aumentar de tamaño hasta el día en que llega la muerte física.
Jesús se describió a sí mismo como un árbol de vid, diciendo que todos los creyentes verdaderos son como pámpanos (ramas) fructíferos, que dependen del poder de Dios para desarrollarse y dar buen fruto. El Dios Padre se ocupa de podar y limpiar estas ramas para conseguir aun mejor fruto y además en abundancia.
Él limpia la mancha del pecado con su poder, y consigue hacernos más limpios que el blanco más blanco. Su promesa es que hará a sus hijos irreprensibles (nadie podrá reprenderles o reclamarles por algún pecado) para el dia en que nuestro Señor Jesucristo vuelva a la tierra (1 Corintios 1:8).
El efecto de podar y limpiar se da a través del poder de la Palabra de Dios. La Palabra logra que se generen cambios espirituales que no se podrían conseguir por ningún otro medio. Pero, ¿por qué escogió Dios utilizar su Palabra para limpiar la mancha del pecado? Para quienes no están familiarizados con el cristianismo resulta ser un medio extraño, para no decir ridículo.
El mundo está acostumbrado a sustentar sus pensamientos en la lógica y las evidencias. Existen especialistas para todo, el cúmulo de estudiosos y científicos, así como de avances y descubrimientos, va creciendo año tras año, los filósofos desarrollan sus pensamientos y con sus conclusiones influencian el pensamiento del mundo. Y el hombre natural se ve a sí mismo como invencible.
Tal cantidad de sabiduría e inteligencia de ninguna manera acercan a Dios, en efecto más bien logran separar a las personas del Creador. Tan destacable como interesante es que las Escrituras dicen que Dios nunca quiso que el mundo Le conociera a través de la inteligencia y la sabiduría humanas (1Corintios 1:19-25). Es decir que ningún método de hombres, por más desarrollado que fuere, sirve para encontrar al Creador.
Dios ha obrado de forma tal, que la inteligencia y sabiduría más desarrolladas de este mundo no sirven para conseguir el objetivo de salvación. En tanto que la manera en que Dios concibió salvar a los que creen, que es a través de la predicación, es locura para los que no entienden y se aferran a la inteligencia y sabiduría humanas.
Para quienes la Palabra se hace efectiva es poder que limpia y para los que se pierden solo representa una mera ridiculez. La crucifixión y resurrección de Cristo a pesar de parecer un plan loco y ridículo a los ojos del hombre natural, es más sabio que el más sabio de los planes que el hombre jamás pueda diseñar. La “debilidad” mostrada por Jesucristo es más fuerte que el mayor poder existente en el mundo.
Entonces, tampoco es sorprendente que Dios no haya escogido lo que el mundo considera superior, es decir, a los poderosos, ricos y sabios. Dios decidió tomar lo que el mundo rechaza, aquello que supuestamente no vale nada. Así suelen ser vistos los cristianos por el mundo.
La intención del Dios Padre es exponer de manera vergonzosa a los que se creen tan sabios y poderosos. Al haber escogido lo que el mundo considera despreciable, convirtió en nada lo que para el mundo es importante (1 Corintios 1:26-29).
Recordemos que solo la Palabra puede limpiar, se trata del poder de Dios en acción. Para que la Palabra surta efecto es imprescindible el don de fe, un regalo de Dios a sus escogidos. Nadie jamás se podrá atribuir mérito alguno por haber creído. Nadie podrá jactarse delante de Dios, la gloria es toda Suya.
Les deseo un día muy bendecido.