diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:15 RVR1960
Queridos amigos, “euanguelion” significa buena noticia, y el evangelio de Jesucristo es un cúmulo de buenas nuevas. Qué mejor noticia que Dios evidencie su gobierno divino a través de su Hijo.
Aunque muchos se creen espirituales en el mundo, caminan a tientas, porque no logran ver la genuina Verdad, que es Jesucristo. La buena noticia es que con Jesús la Verdad llegó al mundo para sacar a los hombres de su ciega ignorancia, pues sus mejores suposiciones son como las de un invidente palpando lo desconocido, porque no se aproximan a lo que Cristo tiene para presentar.
Recordemos la historia del ciego que después de no poder ver nada, por obra de Jesús empezó a ver borroso, observaba a las personas como árboles que caminan. El Señor volvió a poner las manos sobre sus ojos, y fue restaurado, pudiendo verlo todo con claridad, tanto física como espiritualmente (Marcos 8:23-25). Así muchos empiezan a ver la Verdad palpando el evangelio.
Junto con la Verdad llega vida nueva. La condición natural espiritual del hombre es la de estar muerto en delitos y pecados, y Jesucristo le da vida, vida nueva y en abundancia, regenerándolo en espíritu para empezar una travesía eterna junto con él (Efesios 2:1, Juan 10:10).
Junto con la Verdad llega la libertad. Mientras se vive alejado de la Verdad por lógica se entiende, que se está viviendo una vida de mentira, imbuida en la falsedad del mundo y dominada por el pecado. Cuando el hombre natural conoce la Verdad y reconoce su estado de perdición bajo el dominio del pecado y se arrepiente, entonces es libertado de su condición de esclavo del pecado.
Junto con la Verdad llega la fe. Sin fe (verdadera) es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea (Hebreos 11:6). La fe salvadora conduce a creer genuinamente en Cristo Jesús como Señor y salvador, la fe hace que Su muerte de cruz se haga efectiva como muerte sustituta para el nuevo creyente.
Junto con la Verdad llega el arrepentimiento. El arrepentimiento verdadero implica un cambio de vida radical y solo puede ser obrado a través del Espíritu Santo, que se ocupa de dar convencimiento de pecado (Juan 16:8). La convicción de pecado no es tener una conciencia culpable ni tener miedo por el castigo divino ni saber diferenciar entre el bien y el mal, sino la certeza de la ineludible necesidad de un salvador, pues no existe otro modo o medio para salir del gravísimo meollo del pecado.
Junto con la Verdad llega la esperanza. Aunque el hombre natural no lo reconozca, vive una situación desesperada y sin vistos de solución. Todo cambia cuando se discierne que no todo está perdido, porque Jesús nos ofrece una solución basada en la esperanza del cumplimiento de una promesa, que con toda certeza será cumplida.
Junto con la Verdad llega la paz. La humanidad en su conjunto no está en paz con Dios por obra de sus pecados, que implica una agresión constante a Su santidad. Con Jesucristo se consigue la justificación de pecados y con ello la paz con Dios. Después el creyente es bendecido en su corazón con la paz de Dios.
Junto con la Verdad se acerca el Reino de los cielos, y para disfrutar de él es imprescindible arrepentirse de pecados y creer por fe que Jesucristo es el Señor de señores y Rey de reyes, salvador de aquellos que en Él creen.
Gracias a la obra de Cristo la fe y el arrepentimiento son indisolubles para los creyentes verdaderos. La fe conduce a que reconozcamos, anhelemos y glorifiquemos al Señor Jesucristo, el arrepentimiento nos lleva a gloriar al Dios Padre, a quien habíamos estado agrediendo sin parar a través de nuestros pecados.
Ahora queda claro cómo se ha acercado el reino de Dios.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.