Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3 RVR1960
Queridos amigos, Nicodemo pertenecía a la secta de los fariseos y era un hombre estudiado, sin embargo, se sorprendió sobremanera cuando escuchó las palabras de Jesús sobre el nuevo nacimiento.
No dudó en preguntarle si uno debía volver al vientre de su madre para nacer de nuevo. Su vista estaba fijada en lo físico y terrenal, a pesar de haber estudiado tanto solo poseía fe intelectual y no tenía ojos espirituales para ver más allá de lo que le permitían sus sentidos.
Sin duda para el hombre natural es sumamente extraño discernir un nuevo nacimiento, porque está prácticamente enfocado en la vida terrenal sin preocuparse mucho por su final, que es la muerte física, y menos por lo que viene posteriormente.
Una mayoría de las personas en el mundo occidental pseudo cristiano creen que una vez muertas se irán al cielo, confían en que volverán a ver a sus seres queridos muertos y que éstos los pueden escuchar desde el más allá, entre otras creencias que están sustentadas por doctrinas de hombres que prometen la salvación por algo bueno que uno haga o por simplemente aceptar a Cristo en su vida.
La Biblia nos enseña que todos los humanos sin excepción estamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1), no dice alejados, desmayados o duramente heridos, dice muertos, y se refiere a una muerte espiritual.
Dios en su misericordia nos rescata de la muerte espiritual para llevarnos a vida espiritual, la cual da lugar a iniciar una relación con Él.
A través de la obra de regeneración del Espíritu Santo es que nuestro espíritu nace a una vida nueva en la que tendremos comunión eterna con Dios disfrutando del reino de los cielos.
Existe un sinnúmero de personas que tienen fe intelectual y dicen creer en Dios, no obstante, ello están muertas en delitos y pecados, y su fin es la muerte espiritual después de la muerte física.
Algunos se afianzan en hacer cosas buenas y otros tienen la creencia firme que es suficiente tomar una decisión a favor del Todopoderoso para que Él los considere sus hijos.
A pesar de haberle abierto a Dios la puerta de su corazón o de haber realizado gran cantidad de obras buenas, no se ve en estas personas un cambio visible a favor de Dios, menos un claro anhelo de vivir en obediencia y en temor de Dios, que puedan evidenciar una relación de hijos con el Creador.
Cuando Dios toca la vida de una persona para conversión lo hace a través del don de fe que viene a través de oír el Evangelio, un regalo de fe genuina que solo puede venir de Él, además obra a través de su Espíritu Santo para regenerar el espíritu a vida nueva.
La evidencia de todo esto es que el nacido de nuevo empieza a dar frutos que de otra manera jamás hubiera dado.
El principal fruto es su amor por Dios y su anhelo de vivir bajo el temor de Dios. Son personas que en definitiva cambian su estilo de vida de manera radical porque viven bajo los nuevos cánones del arrepentimiento y del perdón y buscan por sobre todo vivir en obediencia.
Que Dios nos bendiga con su maravillosa gracia para que podamos ser regenerados en espíritu y así podamos nacer a una nueva vida liberados de la esclavitud del pecado.
Les deseo un bonito día, que Dios les guarde de todo mal.