Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Génesis 45:5 RVR1960
Queridos amigos, nuestra naturaleza caída hace que nos resistamos, incluso reaccionemos, ante la maldad y oposición de los hombres, sin detenernos a pensar, si mejor fuera no intervenir, porque posiblemente hace parte del plan de Dios.
Tenemos un buen ejemplo en el pasaje de Mateo 16:21-23. Jesús le comentó a Pedro que dentro de poco iba a morir. Pedro reaccionó en su tierno sentido de protección reprendiendo suavemente a Jesús, diciéndole: “por favor ten compasión de ti mismo y evita la muerte”. La sorprendente respuesta de Jesús fue “¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar, porque solo piensas en las cosas de los hombres y no en las de Dios”.
Lo malo que le hicieron sus hermanos a José fue transformado por Dios en algo enormemente bueno para el incipiente pueblo de Israel. Dios utilizó un acto perverso para llevar a cabo su propósito divino.
Al joven José sus envidiosos hermanos lo vendieron a una caravana que iba camino a Egipto. De inicio habían decidido matarlo, pero por mediación de Rubén, el hermano mayor, no lo hicieron.
El sufrimiento de su padre Israel (Jacob) fue grande cuando se enteró de la muerte de su amado hijo. Los hermanos conspiradores le presentaron la túnica ensangrentada para hacerle creer que una bestia lo había despedazado.
Llegando José a Egipto tuvo una vida difícil, lo cual no se interpuso entre él y Dios, a quien él fue fiel en todo lugar y situación. El Padre celestial bendijo su fidelidad, permitiendo que se convirtiese en la segunda persona más importante del imperio faraónico.
Llegaron tiempos de vacas flacas y el hambre era grande en la tierra. Jacob y su familia se encontraban en una situación límite, y a éste no le quedó otra alternativa que enviar a sus hijos a comprar alimento a Egipto. Estos hechos se llevaban a cabo 22 años después de la venta de José en calidad de esclavo.
José confiaba plenamente en Dios y sabía que todo lo malo que había pasado era para bien. No tenía rencor en el corazón y demostró misericordia con quienes le habían agraviado. En justicia correspondía un ejemplar castigo para los diez hermanos, sin embargo, el perdón de José no se hizo esperar.
Con amor les dijo a sus hermanos que todos debían olvidar lo pasado, con ello les alivió de su pesada carga, además, al ofrecerles su apoyo y protección consolidó una renovada confianza con su familia.
Los diez hijos de Jacob fueron humillados por el trato compasivo que recibieron, les era necesario dolerse por su pecado y arrepentirse. A pesar del buen resultado final que Dios había conseguido, ellos no dejaban de ser pecadores. Quiero pensar, que tomaron consciencia de la desgraciada situación de la que estaban siendo librados. De la misma manera, el pecador abre los ojos espirituales cuando el poder de Jesucristo obra sobre él.
Esta escena bien podría representar a Jesucristo diciéndole al pueblo judío, no les pese por haberme entregado, negado y crucificado; porque para salvación del mundo me envió el Dios Padre y me era necesario morir.
Dios estaba utilizando a José no solo para resguardar la vida de su familia, sino también para asegurar el desarrollo de la nación israelita. De la misma manera, gracias a José Egipto no pasaba por las penurias del hambre que atravesaban las naciones vecinas. Dios hacía de José un hombre de bendición para todos los que tenia a su alrededor.
Los planes de Dios no cambian por las (malas) acciones de los hombres. Ante el mal de otros debemos recordar que todos podemos ser instrumentos de Dios para el cumplimiento de sus designios.
Que la misericordia de sus corazones sea de bendición para otros.