Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8 RVR1960
Queridos amigos, por naturaleza solemos concentrar nuestros pensamientos en afanes que nos acarrean desconfianza y temores, que, aunque reales a nuestra vista resultan ser infundados la mayor parte de las veces.
La Palabra nos enseña que la preocupación no solo es necia sino también un pecado, que nos distrae la mente, alejándonos de la verdad y la justicia. Una gran ayuda para vencer a las preocupaciones es la oración constante, pues si le entregamos a Dios nuestras cargas, gozaremos de su paz, pudiendo enfocar nuestra mente hacia Jesucristo nuestro Señor.
Por otro lado están los pensamientos influenciados por factores externos del mundo tales como el cine y la televisión, la literatura, las revistas y periódicos, el entretenimiento, el intercambio de experiencias y opiniones en las conversaciones de todos los días, que llevan a creer en una felicidad inalcanzable y a buscar una paz, que solo puede ser producto de la imaginación, pero como si lo anterior fuera poco, también tenemos que lidiar con sueños que suelen venir acompañados de pensamientos impuros.
Habiendo examinado todo lo que permitimos ingresar a nuestra mente, debemos comprender que es necesario desenfocar los pensamientos de las cosas del mundo, junto con sus preocupaciones, entonces es nuestro deber concentrar nuestra mente en lo seguro, en aquello que no falla y, además, es bueno y puro.
El carácter de las personas se forja por lo que tienen en la mente, de igual manera la conducta es consecuencia de los pensamientos, pues las palabras y las acciones son producto de las ideas y las ideas nacen del corazón. Aquello que demos cabida en nuestros pensamientos repercutirá de manera directa en nuestros actos.
El apóstol Pablo nos invita a llenar nuestras mentes y corazones con solo lo bueno, minimizando aquello que nos desagrada, todo lo negativo, y maximizando todo lo positivo y correcto. La repetición de la palabra todo es un excelente refuerzo, pues significa que nada de las virtudes descritas se debe perder.
Todo lo verdadero contrasta con todo aquello que no es real porque es falso. Todo lo honesto, que es honorable, probo, honrado y recto, en contraposición a lo vulgar y deshonesto. Todo lo justo lleva a acciones correctas contrarias a toda injusticia.
Todo lo puro se refiere al caminar en pureza de corazón con motivaciones sanas y buenas, e incluye a la pureza sexual, contrasta con los pensamientos que no se dan a conocer por su contenido moralmente contaminado. El creyente debe concentrar sus pensamientos en los deberes que tiene para con Dios, alejándose de las cosas sucias del mundo.
Cuán difícil es ser digno de ser amado, pero vemos que esforzarse por ser amable conduce a un buen resultado. Evitemos el resentimiento en los demás enfocándonos en la empatía, la simpatía y la amabilidad. Velemos por mantener una buena reputación haciendo todo lo que es de buen nombre, todo lo excelente.
El apóstol termina pidiéndonos que incluyamos en nuestros pensamientos todo aquello que merece ser alabado y en lo que existe virtud desde la visión divina.
Les deseo un día muy bendecido.