Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18 RVR1960
Queridos amigos, dentro de unos días llegará el papa, la máxima autoridad de la Iglesia católica a la ciudad de Iquique – Chile.
Existe una suerte de ambiente festivo, durante el fin de semana salieron grupos católicos a distribuir material comunicacional, otros marchaban al son de una banda esgrimiendo banderas blancas y amarillas, los colores del estado del Vaticano, otros aprovecharon un estrado armado para la fiesta de año nuevo y se dedicaron a poner música religiosa y a hablar sobre temas inherentes a la llegada del papa.
Lo curioso es que no percibí que algún católico estuviera hablando algo sobre el Evangelio, menos evangelizando. Esto está directamente ligado a que en la iglesia católica la evangelización, al parecer, se obvia, puesto que, al recibir el sacramento del bautismo, según ellos, dejas de ser criatura de Dios y te conviertes en su hijo, más allá de que ya eres salvo de manera automática.
La Biblia enseña que la fe llega por oír el Evangelio, es decir la palabra de Dios y la conversión se da a través del arrepentimiento y la regeneración del espíritu del hombre natural. El bautismo es solo un acto de obediencia, que no convierte a nadie y que los (verdaderos) creyentes debemos estar en condiciones de evangelizar.
Muchos tienen una casi veneración por el pontífice a quien llaman “su santidad” y reconocen como máxima autoridad eclesiástica, es decir de la iglesia católica, que a su vez se autodenomina “universal”.
La Biblia enseña que la máxima autoridad de la Iglesia universal es Jesucristo, en la tierra y en el cielo, y que Él es su cabeza. Ni siquiera los apóstoles tuvieron algún nivel de jerarquía. Recordemos que le preguntaron a Cristo, quién sería el mayor, y Él respondió que el que quiera ser el mayor no debe ser servido, sino que debe servir.
Gran ejemplo tenemos en Cristo Jesús, quien no ostentó en manera alguna y tampoco tuvo posesiones terrenales. Cuando el papa actual realizó algunos actos de humildad, cómo por ejemplo dejar de calzar fastuosos zapatos, éstos fueron vistos por el mundo católico como acciones revolucionarias mostrando un pontífice más cercano al pueblo.
Sin embargo, no ha dejado de vivir en uno de los estados más ricos del mundo, en edificios majestuosos y habitaciones en extremo lujosas, rodeado de ostentación, que nada tiene que ver con el estilo de vida que Cristo promulgó, pues desde su nacimiento estuvo rodeado de humildad y de carencia material, aunque no le faltó nada, Él ni siquiera tenía una piedra donde apoyar su cabeza.
Está viniendo gente de muchos lados, se dice que el grupo más nutrido llegará desde la Argentina, connacionales del santo padre, que quizás lleguen a tocar su manto…
Se dice que el papa, que es elegido por humanos, es un heredero del apóstol Pedro, quien supuestamente tendría el honor de ser la roca sobre la cual fue edificada la iglesia. Nada más alejado de la verdad, Jesús les preguntó a sus discípulos que quién creían que era Él, Pedro respondió en nombre todos, “tu eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”.
Si bien Jesús se dirigió a Pedro de manera directa, se entiende que la bienaventuranza que le manifestó, era también para todos los que recibieron dicha revelación por el Padre que está en los cielos, para el sustento de esto existe suficiente fundamento bíblico. Más allá que la misión apostólica terminó con los doce apóstoles.
Es curioso cómo una institución tan poderosa otorga poder a un solo hombre, que está de todas maneras sujeto a dicha organización. También es curioso cómo la gente le sigue y el poder político que ejerce en el mundo, ni a Jesucristo se le dio tanta importancia durante su vida en esta tierra. Que Dios nos de ojos para ver y oídos para escuchar.
Mi intención no es la de herir la sensibilidad de los católicos, sino poner paralelos entre las Sagradas Escrituras y la situación que vivimos. Creo que la Palabra escrita tiene siempre más peso que las opiniones de hombres.
Les deseo un día muy bendecido.