Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:33 RVR1960
Queridos amigos, me he visto confrontado con la historia de los apóstoles, Jesús les decía sígueme y dejándolo todo le seguían (Lucas 5:28).
Me consuelo en que Jesús no me hizo ese pedido de manera directa, porque muy probablemente me quedaría triste como el joven rico de Lucas 18:22-23.
Existen casos en el mundo donde una persona renuncia a todo para ver cumplidos sus ideales.
La renuncia que Jesucristo demanda no es una renuncia idealista, porque no está ligada a un pensamiento filosófico o político, ni siquiera religioso.
Tampoco se trata de una renuncia únicamente de las posesiones materiales, sino que engloba todo el ser del que busca seguirle, se trata de un compromiso absoluto e incondicional.
Entiendo que no se trata de dejarlo todo y convertirse en un harapiento seguidor de Cristo siguiendo el modelo del ascetismo, sino más bien de la total predisposición de dejar lo del mundo, lo banal, lo vanidoso, alejándose del pecado por Él.
Es una renuncia basada en el amor, Jesucristo amó primero al creyente (1 Juan 4:19), se sacrificó por él en la cruz y funge como su abogado defensor ante el Padre (1 Juan 2:1).
El hombre natural nace de nuevo por la obra de Jesucristo, ese nuevo hombre ha muerto al pecado y llega a entender perfectamente el significado del amor de Cristo Jesús y del Padre para con él.
A través de la apertura de sus sentidos espirituales ve y oye lo divino y comprende el profundo significado del primer mandamiento, y no solo lo entiende sino que anhela cumplirlo amando a Dios con todas sus fuerzas, con toda su alma, con tu su corazón y con toda su mente.
Las posesiones materiales y uno mismo pasan a ser cada vez menos trascendentes, nadie que es convertido genuino se aferrará a lo material o a los pecado anteriores para seguir manteniendo sus placeres secretos, porque todo eso es parte del hombre viejo.
El discípulo no estará más bajo el dominio de las posesiones materiales y podrá renunciar a sus intereses egoístas por amor de Cristo Jesús.
Esto se da a través de la obra poderosa de Dios y de la fe que recibe el convertido, sin esos ingredientes divinos es imposible para el hombre renunciar a todo lo que posee para ser discípulo de Jesucristo. Como siempre todo es para la gloria de Dios.
Les deseo un estupendo día y que Dios les bendiga.