No cometerás adulterio. Deuteronomio 5:18 RVR1960
Queridos amigos, el matrimonio es creación de Dios y Él desea que la santidad del matrimonio se preserve a través del mandamiento de no adulterar.
El adulterio es la relación sexual voluntaria con una persona diferente al esposo o la esposa, sin embargo, las Escrituras también enseñan que si se desea a una persona que no sea el cónyuge ya se cometió adulterio (Mateo 5:28).
Hasta no hace muchos años atrás el adulterio era considerado un delito dentro de la ley del hombre y se penalizaba con cárcel. Fue despenalizado en la gran mayoría de países por considerárselo como un concepto moral obsoleto para los tiempos actuales.
Es evidente que la degradación moral es cada vez mayor dando paso a libertades que de ninguna manera van de la mano con los preceptos de Dios, que son infalibles por su perfección divina.
En el mundo está definitivamente aceptado que el matrimonio no necesariamente debe ser para toda la vida, es tan normal divorciarse como casarse.
En nuestra cultura es usual que los casados, en particular los hombres, tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio y no está mal visto romper la promesa solemne de fidelidad que se hace al momento de casarse, tan contradictorio como suene, romper cualquier otra promesa, aunque no tenga las mismas características solemnes puede generar un gran escándalo.
En la Ley que Dios le dio a Israel el adulterio se castigaba con la muerte (Levítico 18:20, 22, 29), porque Dios ve esta práctica como algo aborrecible y consecuentemente Jesucristo dijo que sus seguidores no deben cometer adulterio (Mateo 5:27-28).
El creyente debe honrar su matrimonio, manteniéndose fiel a su pareja como dice Hebreos 13:4, sin embargo puede divorciarse si su cónyuge le ha sido infiel (Mateo 19:9), ese es el único motivo por el cual se puede plantear un divorcio y se trata de una decisión que debe ser sopesada a la luz de la Palabra, sin olvidar que para Dios el matrimonio es una unión para toda la vida.
Según la Biblia el agraviado tiene derecho a decidir si perdonará o pedirá el divorcio. Estoy seguro que si se hacen todos los esfuerzos para salvar el matrimonio, se estará glorificando a Dios. El amar es una decisión, por lo tanto, se puede decidir amar al adúltero dándole una oportunidad para que se redima. Será necesario pedir guía y consuelo al Señor, además de un corazón benigno y misericordioso para actuar como lo hace Dios con todos los pecadores (Efesios 4:32).
Debemos odiar el adulterio tanto como Dios lo aborrece. Huyamos de la pornografía, de las escenas eróticas en la TV y el cine, de las fantasías sexuales, del coqueteo y de cualquier cosa que pueda llevarnos a dar el siguiente paso.
Mateo 5:29 nos ejemplifica cómo hemos de proceder cuando se nos presenta alguna situación en la que podemos caer. Es preciso ser radicales, tomando decisiones radicales para evitar adulterar, si amamos a Jesucristo, debemos aborrecer el mal.
Les deseo un día muy bendecido.