¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Salmos 42:11 RVR1960
Queridos amigos, vivimos en mundo de tribulación, donde no faltan los problemas, las penas son frecuentes, el dolor es cotidiano, el sufrimiento se ve por doquier y etc.
Entonces no es raro que en ocasiones tengamos el alma abatida y turbada.
¿Qué es el alma? Podemos definir el alma como el ser interior, nuestra personalidad o identidad, también se puede interpretar como la esencia de la vida o tomar aliento.
En el mundo occidentalizado tenemos clara la diferencia entre el cuerpo físico y el alma inmaterial. En cambio en el mundo hebreo se hacía una distinción entre el ser interior (lo que somos para nosotros mismos) y el ser exterior (lo que otros creen que somos, la reputación).
Cuando el creyente tiene el alma abatida y turbada, puede recurrir a Dios en oración, el Padre celestial ayuda a sobrellevar el mal momento de mucho mejor manera. El convertido sabe que Dios posiblemente no solucione su problema, pero que estará siempre a su lado confortándolo con paz y gozo.
Es por eso que les invito a creer en el Señor Jesucristo para que puedan disfrutar de sus grandes bendiciones, comenzando por recibir el don de gracia. Asegúrense de oír el Evangelio del Señor Jesucristo.
Qué hermoso poder decir, espero en Dios convencido de que cumplirá todas sus promesas y que no importa por lo que esté pasando, siempre le alabaré. Dios es mi salvación, es mi Señor.
Que Dios les bendiga con su gracia.