Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Salmos 34:8 RVR1960
Queridos amigos, para llegar a confiar en una persona, es necesario que ésta haya demostrado un buen grado de confiabilidad, caso contrario sería necio depositar la confianza en ella.
Para poder confiar es imprescindible conocer a la persona, saber su forma de vida y su manera de pensar, incluso conocer sus hábitos y actitudes es de gran ayuda. En resumidas cuentas cuánto más se conoce a alguien, más fácil es tomar la decisión de confiar o no.
Muchos dicen que se puede confiar en Dios, porque es bueno y bondadoso y además no busca el mal para nadie. Entonces proceden a fijar su confianza en Él con el objetivo de cubrir sus necesidades, ponen sus esperanzas en que Dios les cumplirá sus deseos, porque además saben que para Él nada es imposible, porque todo lo puede. Cuando Dios no hace lo que pretenden, terminan enojándose con Él.
El problema radica en que esta gente, que es muy numerosa, no Le conoce, y sin embargo cree saber cómo actuará. Cuando no se conoce a una persona, menos se puede tener un vínculo de familiaridad, y para poder depositar confianza en ella, es necesario que se le conozca a través de una relación en el tiempo.
En el momento en que un individuo conoce a otro, e inicia una conexión correspondida, ésta se desarrolla poco a poco. Es necesario conversar para intercambiar ideas, charlar sobre los gustos y compartir actividades, cosas que van haciendo que la relación crezca o mengüe de acuerdo al caso.
Podemos saborear de una relación y determinar si es agradable al paladar de nuestro corazón. Es en ese sentido que el salmista invita a gustar de la bondad de Dios, pues es superior a cualquier manjar imaginable.
Ahora bien, ¿cómo se puede gustar de la bondad de Dios? Se trata de una invitación retadora para conocer a Dios y llegar a poner toda nuestra confianza en Él.
Para llegar a conocer a Dios se requiere de condiciones indispensables, que se deben cumplir, en tanto no se cumplan es imposible decir que se Le conoce, menos mantener una relación con Él.
Se debe generar un cambio radical en la vida del individuo, el cual está estrechamente ligado al arrepentimiento. Esta transformación se da a través de la obra de Jesucristo en la cruz, la cual permite que el pecador pueda ser perdonado de sus pecados, porque Cristo murió en muerte sustituta por él y por tanto, pagó por todos sus pecados.
Para que la cruz de Cristo se haga efectiva en la vida del pecador, éste necesita del don de fe, que el Dios Padre otorga, pues sin él le sería imposible creer que Jesucristo es su Señor y salvador. Una vez concluido dicho proceso el Espíritu Santo pasa a regenerar el espíritu del,pecador arrepentido y nace el nuevo convertido, también se describe como nacer de nuevo.
A partir de que el nuevo creyente cuenta con un espíritu vivificado y está arrepentido de sus pecados, inicia una relación genuina con Dios, pues la única forma de mantener una conexión con un ser espiritual es a nivel espiritual. Sin el proceso expuesto líneas atrás es imposible que algún ser humano pueda tener una relación con su Creador.
Una vez abierta la posibilidad de tener una relación con Dios es de suma importancia comenzar a conocerLe, para lo cual es imprescindible leer su palabra escrita en la Biblia. En la medida en que se Le va conociendo, se desarrolla mayor confianza, que con el crecimiento de la fe se hace cada vez más firme. Es entonces cuando se empieza a gustar y ver no solo su bondad, sino todas sus maravillas.
Esta es sin duda alguna la más bella de las experiencias que debe ser disfrutada con los sentidos del gusto y de la vista para llegar a comprenderla, pues no existen palabras para describirla.
Es este el motivo por el cual el salmista dice que el hombre que confía en Dios es dichoso, porque disfruta, deleitándose con los sentidos del gusto y y de la vista, todo lo bueno de Dios. Bienaventurados los que ponen su corazón a los pies de Jesucristo.
Que Dios les bendiga con gracia y paz.