Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2 Corintios 11:3 RVR1960
Queridos amigos, vivimos constantemente bajo el peligro de la seducción de la mentira, tal como vivieron los humanos desde el comienzo de los tiempos.
Este tipo de seducción separa de la lealtad a Cristo Jesús, y tiene como objetivo causar infidelidad. Y lo importante es mantenerse fiel al Señor a fin de salvaguardar su honor y dignidad.
La novia de Cristo es la iglesia, y el apóstol Pablo haría todos los esfuerzos necesarios por mantener su pureza y dignidad a fin de que sea bien recibida por el Señor. De igual manera cada creyente debe esmerarse por no caer en las garras seductoras de las falsas doctrinas, sumándose al gran ahínco del autor de la epístola a los Corintios.
Es fundamental tener en claro que no hay sino un Jesucristo, un Espíritu Santo y un Evangelio. La pregunta que sigue es: ¿cuál es correcto? Y la respuesta no es difícil de encontrar, pues está escrita en la Biblia.
La palabra de las Sagradas Escrituras es palabra de verdad, en ella se refleja al Cristo verdadero, la maravillosa obra del Dios Padre y del Espíritu Santo y se manifiesta la belleza del Evangelio.
Por supuesto que no faltan quienes tergiversan dicha palabra y hacen caer a los desprevenidos que no la conocen, alejándolos de la verdad. Estos son conocidos como falsos apóstoles en contraposición a los verdaderos apóstoles de cuya palabra Pablo no quería que los Corintios se alejaran.
Los falsos apóstoles y falsos maestros suelen ser muy buenos oradores, mejores muchas veces que aquellos que llevan el verdadero Evangelio. La diferencia está en que estos arrogantes oradores profesionales no saben lo que hablan, mientras que el “amateur” sí sabe de lo que habla, fue también el caso del apóstol Pablo.
Lo penoso es que a la gente le gusta más escuchar las palabras dulces del engaño que la dureza de la verdad. El anhelo de Pablo era que los creyentes no fuesen afectados por la avalancha de falsas doctrinas, y que se mantuviesen puros como una virgen en cuanto a la sana doctrina.
Mantenerse en la verdadera fe puede ser muy difícil cuando las arremetidas doctrinales son constantes y especialmente cuando no se está firme. Puede llegar a ser difícil mantener a Cristo en el primer lugar cuando las distracciones que amenazan desviar nuestra fe son muchas.
Debemos estar atentos de no perder el rumbo, pues ya tenemos varios ejemplos, principalmente aquel de Eva. Ella fue desviada de la verdad perdiendo la dirección correcta que Dios le había puesto, por prestarle atención a la serpiente. De igual manera nosotros podemos caer en similar trampa y con la misma facilidad.
Estemos atentos a identificar las distracciones que ponen en riesgo nuestra fe y no prestemos oídos a las falsas doctrinas, aquellos mensajes que parecen ser buenos por su contenido adulador, que nos puede llenar de satisfacción.
Recordemos que el hombre natural es amante de su propia justicia y también ama todo aquello que le hace sentido y satisface su ego. En tanto que la Palabra es como una espada de doble filo que hiere y penetra hasta el tuétano.
Es preciso escudriñar la Biblia antes que creer cualquier enseñanza, pues ya lo dijo el profeta Jeremías, maldito el hombre que cree en el hombre. La Palabra escrita es la única guía de autoridad, y no hay que escuchar a nadie que contradiga la palabra de Dios, por más autoridad que denote, pues de seguro que se trata de un falso maestro.
Les deseo un día muy bendecido.