y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Efesios 1:22-23 RVR1960
Queridos amigos, cuando un miembro es amputado del cuerpo, pierde toda su funcionalidad, pues no sirve para nada fuera de él.
Por ejemplo, la función del dedo pulgar es esencial para el manejo de la mano, sin embargo, tan relevante como es, fuera de la mano no puede cumplir ninguna función, y la mano sin él pierde su utilidad en un porcentaje importante.
De similar manera funcionan los miembros del cuerpo de Cristo, que también se describe como la iglesia, la cual es la unión de todos los creyentes verdaderos con Cristo Jesús a la cabeza. La imagen del cuerpo representa la unidad de la iglesia. El término cuerpo se utiliza de manera metafórica para describir a la iglesia como un todo, porque le da el sentido de un organismo que tiene vida abundante, carácter propio y también un propósito determinado.
Así como un cuerpo necesita de todos sus miembros y órganos sanos para estar bien, el cuerpo de Cristo necesita de la labor de los convertidos que le pertenecen al Señor. Cada miembro se relaciona e involucra con los otros a medida que la obra de Cristo va avanzando en este mundo.
En ese sentido ningún creyente debe andar individualmente, menos intentar servir como un llanero solitario, porque está llamado a trabajar y también a adorar dentro del cuerpo. El cuerpo entero y completo siempre funciona mejor.
En ese sentido los creyentes son llamados a mantenerse unidos, cada uno como miembro de un solo cuerpo. En contraposición se encuentra el mundo, en el cual reina una desunión sin límites. Hay desunión entre razas, entre clases sociales, religiones y creencias, entre orientación política, también existe desunión en las familias e incluso dentro de cada persona sin Cristo, las famosas luchas internas. Pero la peor desunión es aquella entre el hombre y Dios.
Jesucristo murió para que el hombre pudiese reconciliarse con Dios, y quienes creen en Él son sumados a su maravilloso cuerpo de una manera indisoluble, de forma tal que se genera una unión donde ya no hay diferencias de pensamiento en lo central, porque todos están unánimes en el Señor Jesucristo.
El cuerpo complementa a la cabeza. La cabeza piensa y el cuerpo actúa, la cabeza controla y coordina las acciones de los miembros del cuerpo. La obra de la Iglesia sobre esta tierra es llevar la voz de Cristo a los cuatro vientos para que más personas se sumen al cuerpo y tengan a Cristo por cabeza. Cristo reina en el mundo por medio de la iglesia, actuando por medio de ella para ir sumándole almas, difundiendo su verdad, la única verdad.
La iglesia es el instrumento de Dios para conseguir unión en el mundo, aunque la unión solo se remita a las almas que creen genuinamente en Cristo como su Señor y salvador. La iglesia debe ser el pleno reflejo de Cristo, quien es la verdadera autoridad sobre todo el mundo. Los miembros del cuerpo, es decir de la iglesia, deben vivir expresando y haciendo, como siervos fieles, lo que Él manda.
La iglesia tiene como mandato el representar al Señor Jesucristo ante el mundo, dando a conocer a través de su palabra su obra, incluidos su verdad, justicia y poder. La iglesia al estar llena del Espíritu Santo está en Cristo Jesús y actúa bajo su autoridad.
Cristo como cabeza del cuerpo es quien suple todas las necesidades (espirituales) de sus miembros, dándoles además bendiciones espirituales en abundancia. Al pertenecer al cuerpo los miembros están en Cristo porque creen en Él y llegan a ser llenados de la plenitud de la gracia del Salvador.
Porque de la plenitud de Cristo Jesús toman todos los que pertenecen a la iglesia, y son bendecidos con gracia sobre gracia (Juan 1:16). Y para entender el alcance de su plenitud debemos saber que Jesucristo es Aquel que lo llena todo en todo.
El creyente no debe dejar que nadie le prive de esta maravillosa realidad de pertenecer a la iglesia como miembro del cuerpo de Cristo. El cuerpo con Cristo a la cabeza ajustado y sostenido mediante las articulaciones, músculos y ligamentos va creciendo como Dios quiere a pesar de los esfuerzos de los enemigos (Colosenses 2:18-19). Les deseo un día muy bendecido