Absteneos de toda especie de mal. 1 Tesalonicenses 5:22 RVR1960
Queridos amigos, vivimos en un mundo de pecado por la condición caída de sus habitantes, por tanto, estamos rodeados de toda especie de mal. Probablemente nos sea familiar la expresión “el mundo no es tan malo”, pero desde la perspectiva espiritual sí lo es.
Existen cosas que tienen la apariencia de buenas y no lo son, así como también hay aquellas que tienen apariencia de malas y no lo son. Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo (Isaías 5:20).
En los Diez Mandamientos contamos con un listado de elementos cotidianos de maldad: la falsa adoración, la idolatría, tomar el nombre de Dios en vano, quebrantar el día de reposo, deshonrar a los padres, matar, adulterar, robar, mentir / calumniar y codiciar, de los cuales es necesario mantenerse alejado por mandato divino.
Jesús en el sermón del monte (Mateo 5) expresó: cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga necio a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Y cualquiera que mire a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Es necesario evitar estos males tan frecuentes en nuestras mentes y bocas.
En Gálatas 5:19-21 el apóstol Pablo nos describe algunas especies de mal, que según los deseos de la naturaleza pecaminosa del hombre, los resultados son evidentes: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. ¿Podrá alguien decir que algo de esto no le toca?
El apóstol Juan añade indicándonos que toda injusticia es pecado (1 Juan 5:17), y Santiago, el medio hermano del Señor Jesús, nos aclara, que el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, incurre en pecado (Santiago 4:17).
Así como existen actos buenos que tienen apariencia de mal: Jesús sanaba a enfermos en días de reposo y compartía abiertamente con pecadores; también existen actos malos con apariencia de bien: basta con mencionar las malas acciones de los falsos profetas y maestros, que tienen gran apariencia de bien ante la ignorancia o el orgullo de quienes les siguen.
Quiera Dios darnos ojos para ver y la fuerza suficiente como para lograr abstenernos de todo mal.
La exhortación de Pablo a los Gálatas es tan valida ahora como en tiempos antiguos. Permítanme repetirles a ustedes amigos: cualquiera que lleve la clase de vida que no se abstiene del mal, no heredará el reino de Dios. Es decir cualquiera que no se abstenga de toda clase de mal no disfrutará de la vida eterna.
Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio (Filipenses 4:8). Procuren hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres (2 Corintios 8:21).
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.