Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. Job 2:10 RVR1960
Queridos amigos, la mujer ha de ser ayuda idónea para su marido, ha de acompañarlo, consolarlo y bendecirlo. Pero no siempre es así, y como dice en el libro de los Proverbios es mejor vivir en un rincón de la azotea, que en una amplia mansión con una mujer rencillosa (Proverbios 21:9).
La esposa de Job se comportaba como una mujer pendenciera, le había sido conservada para ponerle más problemas y para tentarlo. Job había perdido a toda su familia por obra de Satanás, solo quedó la esposa.
Las palabras de reproche de su mujer fueron muy duras, pues Job a pesar de todo lo sucedido, todavía mantenía firme su integridad. Su situación era calamitosa tanto en lo emocional como en lo físico, lo había perdido todo y ni el cuerpo lo acompañaba.
La mujer que también padecía emocionalmente, atribuía su sufrimiento al mal comportamiento de Job, y estaba furiosa, porque se sentía víctima de la injusticia de su marido, había perdido a todos sus hijos, su posición social y estaba en la pobreza. Si en algún momento había sido su ayuda idónea, ahora era una enemiga.
Estaba dando rienda suelta a su fatuidad y con gran desprecio se preguntaba cómo era posible no perder la integridad ante una situación tan extrema como la que estaba pasando Job, y no dudó en reprocharle duramente, increpándole: ¿Todavía mantienes tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! (Job 2:9).
A pesar de tan duras palabras, Job, atormentado como estaba, mantuvo la calma, y contestó: Hablas como una mujer necia.¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo? Job no solo demostró dominio propio ante tan dura agresión, tampoco pecó con su boca, y se mostró reverente ante el actuar de Dios, manifestando la firmeza de su fe.
Así como mucha gente, la mujer de Job pensaba que creer en Dios es la solución que evita o protege de los problemas. Entonces, cuando cosas malas ocurren, se enojan con Dios, afirmando que es una falta de fidelidad, bondad y además una gran injusticia. Su “amor” por Dios se convierte en odio, y no dudan en juzgar a Dios, así como la esposa no dudó en empujar a Job para que blasfeme contra Dios.
Job nos enseña que cuando suceden calamidades es cuando más debemos sostenernos en Dios, que la verdadera calamidad sería renunciar a Él. El grave error de muchos de los que se dicen creyentes, es creer que Dios garantiza bienestar y prosperidad, aconsejan creer en Dios, porque según ellos la falta de fe puede acarrear problemas.
Dios lo puede todo. Si quiere puede hacernos ricos y rescatarnos de nuestra enfermedad o sufrimiento. Pero también puede permitir que suframos sin que entendamos el porqué. Sabiendo que Dios es soberano, y que sus decisiones son perfectas, podemos confiar en cualquier cosa que haga, sea buena o mala a nuestros ojos.
Entonces no permitamos que Satanás nos lleve a dudar de Dios. El maligno utiliza estrategias sofisticadas para llevarnos a tentación y hacernos caer, vemos cómo guardo a la esposa de Job para sus fines malévolos.
Si conociéramos los motivos de nuestros sufrimientos, es muy probable que confiaríamos menos en Dios. No se trata de resignarse en un sentido fatalista de lo que tiene que suceder sucede, sino de poner la mirada en lo alto, con fe y devoción, con máxima confianza en el Dios soberano y perfecto, porque para los que amamos a Dios, todas las cosas ayudan a bien (Romanos 8:28).
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.