Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; Romanos 5:20 RVR1960
Queridos amigos, antes de que la Ley fuese promulgada por Dios en tiempos de Moisés, ya existía el pecado. Se entiende que si no hay ley, tampoco puede haber transgresión de la ley, es decir pecado.
Todos los que vivieron antes de Moisés cometieron un sinfín de acciones pecaminosas (legalmente no se las podía denominar transgresiones), pero como no existía la Ley de Dios, no se los podía acusar de pecadores. Curiosamente, a pesar de que no se les podía atribuir legalmente pecado alguno, igual morían, a pesar de no ser acusados de haber quebrantado la ley.
Desde Adán todos estaban sujetos a la muerte, pues con el pecado de Adán, un incumplimiento a una orden explícita de Dios, también entró la muerte. Entonces podemos concluir, como el apóstol Pablo, que la muerte es la prueba de que la humanidad pecó en Adán. Recordemos, la paga del pecado es muerte.
Al no existir ley tampoco se podía definir si algo era una infracción, entonces por más que se hiciesen cosas malas, éstas no eran consideradas formalmente como tales. Pero al ser introducida la Ley empezó a determinarse con claridad todo lo que era pecado.
Imaginemos un basural gigante, estamos caminando a través de él en una noche tremendamente oscura, intuimos que estamos en un lugar desagradable por el mal olor, pero no podemos ver nada. Cuando sale el sol nos damos cuenta de que estamos rodeados de miles de toneladas de basura, que no veíamos por la ausencia de luz. La Ley es como esa luz del amanecer, por eso con su ingreso se pudo ver la gran abundancia del pecado.
La Ley hace evidente el pecado, demostrando lo pecador que es el hombre y con ello la gran necesidad de redención que tiene. Lo que la Ley hizo fue exponer la rebelión del hombre contra Dios como algo mucho más serio por estar contraviniendo Sus mandamientos explícitos. Pero la introducción de la Ley no aportó en nada para cambiar la situación de pecado y muerte introducida en el mundo por Adán.
La situación legal del hombre es absolutamente crítica, la suma de infracciones en su haber es tal, que nada puede hacer para saldar su deuda y nadie en el mundo puede ayudarle, incluso si el mundo entero se pusiese de acuerdo para darle todo lo que tiene, tampoco alcanzaría para pagar la deuda ante Dios.
El tremendo pecado de Adán quedó chico al lado de la obra de cruz de Jesucristo, porque si introducir la muerte fue a causa de una desobediente transgresión, que causó placer en el transgresor, porque imagino que el fruto prohibido tenía un sabor agradable al igual que el pecado, la victoria contra la muerte fue a causa del obediente sacrificio de un justo por una sola vez y para siempre.
La transgresión de Adán le quitó muchos privilegios a la humanidad, pero Cristo y su obra de justicia le devolvió privilegios aún más preciosos. La gracia salvífica de Dios se puede hacer efectiva sólo a través de la muerte de cruz del Señor Jesucristo, así funciona la perfecta justicia de Dios, pues Él es infinitamente fiel a sí mismo.
La llegada de Jesucristo consiguió hacer realidad las palabras del apóstol Pablo, pues donde el pecado abundó, porque “aumentó”, la gracia de Dios sobreabundo, es decir que aumentó aún mucho más.
El pecado y la muerte les llegó a todos los que son de Adán, quienes morirán en su condición de injustos. La gracia salvadora les llegó a todos los que son de Cristo, quienes vivirán la vida eterna en una nueva condición de justos.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.