Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente. 1 Corintios 12:31 RVR1960
Queridos amigos, un tema de curiosidad y también de discusión y controversia en ámbitos cristianos es el de los dones, y si los creyentes reciben alguno o más de ellos.
Los dones espirituales son concedidos únicamente por gracia, de acuerdo a la elección soberana de Dios. Son dados por el Espíritu Santo y son parte de la nueva vida otorgada en Cristo Jesús. Existen dudas sobre cuáles son los dones espirituales, su número exacto, qué significan exactamente y su alcance, y si algunos dones ya no están vigentes.
Se menciona diversidad de dones (Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:4-11; 1 Pedro 4:10-11), tales como: dones relacionados con ministrar o de apoyo a la iglesia y dones relacionados con hablar, son dones de los creyentes para trabajar en equipo. El don de evangelismo lleva a otros el conocimiento de Cristo; el don de profecía permite proclamar la Palabra con denuedo; el don de enseñanza ayuda a explicar la Palabra; el don de exhortación motiva a otros a una mejor vida; el don de pastoreo permite dirigir, supervisar y alimentar; el don de servicio brinda ayuda; el don de administración permite organizar, coordinar; el don de misericordia se identifica con el pecador y el sufriente; el don de dar promueve la obra.
También están el don de fe, de discernimiento, de sabiduría y de conocimiento, que se pueden definir como dones de capacitación; el don de apostolado, el don de lenguas y el don de interpretación. Y los más famosos y anhelados (especialmente por los pseudo cristianos) son: el don de milagros y los dones de sanidad (1 Corintios 12:9).
El apóstol Pablo le manifestó a la iglesia, que los dones sirven para edificación de otros creyentes y para glorificar a Dios. Pero los dones en las congregaciones modernas, así como en la iglesia de Corinto, son usados como una suerte de símbolo de estatus, buscando resaltar la propia importancia. Y lo peor, se atribuyen dones que no les fueron dados por el Espíritu.
La glosolalia es una forma de hablar en lenguas, que se ha puesto de moda en círculos pentecostales, nadie entiende nada, pero dicha doctrina indica que el Espíritu sí entiende. Sin embargo, la Biblia es clara en cuanto a este don, pues se refiere a lenguas o idiomas humanos, que la persona que tiene el don empieza a hablar para que los que entienden sean ministrados. Si nadie entiende, hablar en lenguas es inútil.
El don espiritual de sanidad es la manifestación sobrenatural del Espíritu, que trae de forma milagrosa sanidad y liberación de la enfermedad o de la dolencia. El apóstol Pablo habla de dones de sanidad, que pueden implicar diferentes capacidades, tales como: el poder de sanar milagrosamente, la habilidad de usar los conocimientos médicos para curar, o el poder para sanar heridas emocionales.
Los dones de milagros en los primeros tiempos del cristianismo tenían el propósito de autenticar que los apóstoles eran verdaderos mensajeros de Dios. No dice en ninguna parte de las Escrituras, que los dones de milagros hayan cesado, pero el fin para el que fueron creados dejó de ser el mismo en estos tiempos, porque ahora contamos con la Palabra escrita, esto también podría contar para el don de profecía.
El poder para sanar o de hacer milagros no está en la persona que tiene el don; Dios puede obrar su poder como quiere y a través de quien quiere. Sin lugar a dudas Dios sigue obrando milagros y sanidades en nuestros tiempos, sin embargo, el don de sanidad y el,don de milagros pertenecieron principalmente a los apóstoles de la Iglesia del primer siglo, ellos (y algunos otros) eran reconocidos por sus dones milagrosos y no así los cristianos “comunes”. Al parecer los dones de sanidad y milagros ya no están funcionando en la actualidad, aunque sin lugar a dudas existen milagros realizados por Dios.
Gracias a Dios no todos desean figurar mediante sus dones. Los verdaderos creyentes buscan conocer los dones que les fueron concedidos para glorificar a Dios (2 Timoteo 1:6). Son ellos quienes honestamente desean seguir la guía de Dios a través de la oración, del compañerismo fraternal y del estudio diligente de la Palabra. A ellos se les muestran los dones de manera natural y hasta resultan obvios. Pero seguir a Cristo es el camino aún más excelente.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.