Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. 2 Timoteo 2:19 RVR1960
Queridos amigos, se define la palabra fundamento como el principio u origen en que se asienta una cosa. Cuánto más firme y sólido sea el fundamento más estable y seguro estará lo que se asiente sobre él.
El fundamento de Dios es sólida e inmutable verdad. Por ser infinitamente estable nunca cambia, no se debilita ni fluctúa, es absolutamente confiable, jamás podría llevar a duda o equivocación alguna a quienes viven para la justicia.
Estar parado sobre el fundamento de Dios implica estar perfectamente firme. Quien por fe sigue la verdad de Dios no será abandonado por Él, por tanto, disfrutará de inmutable bendición.
La Iglesia está firmemente fundamentada en la fe del Señor Jesucristo. Ante tan sólido cimiento se ha de mantener firme sin verse afectada por falsas enseñanzas de falsos maestros, aunque algunos creyentes poco crecidos en espíritu podrían trastabillar e incluso tropezar en la mentira.
Fileto e Himeneo se dedicaban a difundir falsa doctrina y estaban logrando influenciar negativamente la fe de algunos. No negaban la resurrección como tal, pero corrompían la doctrina verdadera negando la resurrección del cuerpo, creían solo en una resurrección simbólica y de carácter espiritual. Basta una mínima pizca de barro para contaminar el agua pura.
Aseguraban que el nuevo nacimiento espiritual de los que llegaban a creer en Jesucristo como su Señor y salvador era la única resurrección que tendría lugar. Nadie debe ponerse por encima de Dios y acomodar las doctrinas de la Biblia a su criterio o interés, pero esto sucedía en aquellos tiempos y pasa en estos días también. Los falsos maestros viven para sembrar mentiras o medias verdades, sus tácticas son las de tergiversar, diluir o sencillamente eliminar la verdad de Dios.
La verdad de Dios, enseñada por Pablo, es que los muertos en Cristo resucitarán en cuerpo y serán arrebatados juntamente con los creyentes vivos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así vivirán eternamente con Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:16-17).
A pesar de los falsos maestros incrustados en la vida (religiosa) que pueden conseguir un decaimiento temporal de la fe de un creyente genuino, nada ni nadie puede abatir definitivamente la fe dada a alguien escogido por Dios. ¡Oh, cuán gran consuelo para los hijos de Dios!
La Iglesia está conformada por los que pertenecen a Jesucristo, ellos ya no viven más porque Cristo es quien vive en ellos y todo lo que viven en la carne lo viven en la fe del Hijo de Dios (Gálatas 2:20), de manera que ya no se pertenecen a sí mismos, y también han dejado de pertenecer al mundo para convertirse en posesión exclusiva de Dios.
Este maravilloso consuelo de saber que la fe recibida no podrá ser jamás derribada, va de la mano con el deber de apartarse de la maldad, que tienen aquellos que invocan el nombre del Señor.
La Iglesia consta de aquellos que han sido apartados y se apartan voluntariamente de la injusticia. Son personas que todavía caen en pecado, pero que se esfuerzan por vivir cada vez más lejos de la iniquidad.
Lo importante para el nacido de nuevo es hacia dónde está orientando su vida, si camina luchando por la verdad y la justicia, es porque Dios está obrando, incluso si al parecer no avanza, porque cae una y otra vez.
Les deseo un día muy bendecido.