Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Mateo 22:32 RVR1960
Queridos amigos, la infinita sabiduría de nuestro Señor Jesucristo permite que Él brinde siempre las mejores respuestas, no solo por su contenido preciso sino también por lo adecuado de las mismas.
La secta de los saduceos no creía en los Ángeles y tampoco en la resurrección, y reconocía solamente la autoridad de Moisés, por tanto Jesús apeló a las únicas Escrituras reconocidas como válidas por ellos (Éxodo 3:6).
Mientras Moisés se encontraba frente a la zarza ardiente, se preguntaba cuál sería el motivo por el cual la zarza no terminaba de quemarse. Al acercarse para averiguar lo que pasaba, escuchó la voz de Dios, que le llamaba por su nombre, para luego presentarse como el YO SOY, indicando que además ES (no era ni fue) Dios de su padre, de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Para los saduceos estas eran palabras llenas de autoridad por tratarse de la historia de Moisés. La riqueza de la respuesta que Jesucristo dio, basada en la experiencia de Moisés, se centra en el tiempo gramatical utilizado por Dios, un enfático tiempo presente, que ni siquiera los escépticos saduceos podían objetar.
Si bien para aquellas épocas los tres patriarcas mencionados hace mucho tiempo ya estaban físicamente muertos, Jesús enfatizaba la relación personal y eterna que Dios había establecido con ellos. No obstante la muerte física de los tres Jehová decía seguir siendo su Dios como lo fue durante su vida terrenal.
Demostraba claramente que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Los patriarcas viven (tiempo presente) en el cielo y experimentan una hermandad mutua de carácter eterno acompañados por Dios.
Jesucristo es tan contundente y elocuente en sus respuestas que no da lugar a que se le pueda discutir, de manera tal que la gente solo puede admirar su maravillosa doctrina, aunque muchos tengan un corazón demasiado duro como para aceptarla.
Si creemos que Dios es un Dios de vivos, implica que creemos en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Dios nos puede salvar de la muerte eterna que es la segunda muerte, después de la primera muerte física.
Necesitamos arrepentirnos y convertirnos, creyendo en Jesucristo como nuestro Señor y salvador.
Les deseo un lindo día y que Dios les acompañe.