Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Gálatas 5:1 RVR1960
Queridos amigos, participé de un lindo evento para el crecimiento profesional, al cierre se presentó un artista del entretenimiento, que se ocupó de maravillarnos con sus talentos.
No solo era un políglota consumado, que nos habló en 8 o 9 idiomas, sino que además nos sorprendió diciéndonos que podía tocar más de siete mil canciones.
A fin de demostrar su talento se dirigió al público para que pidiese que interpretara algunas canciones. Rápido se manifestó un participante con el pedido de la famosa y aclamada canción “My way” del finado Frank Sinatra, que en español se traduce “A mi manera”.
A mi lado se encontraba una compañera de trabajo que se puso a corear en inglés de memoria y con gran entusiasmo. Mi reacción inmediata fue decirle que esa era una de las canciones del mundo que más odiaba. Después de desinflarse, no lo demostró, pero estoy seguro que de loco no me bajó (y con justa razón). Ni el momento ni el lugar eran adecuados para darle una explicación. Espero que lea el artículo y entienda.
La letra de la canción representa ese sentido de libertad que todos quieren tener. Hacer las cosas a la manera que uno quiere siempre resulta atractivo, especialmente cuando decir que, supuestamente, se está listo para morir tranquilo, cierra el círculo de la vida.
Sin embargo, tan contradictorio como pueda parecer, hacer las cosas a la manera de uno, no tiene nada de libertad, pues quien así actúa es descrito en la Biblia como esclavo del pecado (Romanos 6:16). Está cautivo de sus deseos egoístas, y más allá, solo se puede morir tranquilo, si se tiene ojos espirituales para ver el final definitivo.
Se me podría cuestionar, ¿por qué alguien tiene que necesariamente pecar cuando hace las cosas a su manera? El amor por las propias obras ya es suficiente y un toque de egocentrismo le pone lo que faltaba.
Al analizar el contenido de la canción podemos determinar que hacer las cosas a la manera de uno, implica una vida sin Dios y de autosuficiencia. Su autor dice que tuvo arrepentimientos, pero muy pocos como para que valga la pena mencionarlos. Ese es el típico comportamiento de un corazón soberbio que no está genuinamente arrepentido, y que vive en pecado.
Cuando el apóstol Pablo exhorta a los convertidos a no estar sujetos otra vez al yugo de esclavitud, se refiere a no volver a andar como en los viejos tiempos, es decir por cuenta propia y “a mi manera”.
Cristo es el único que puede liberar de la esclavitud del pecado, motivo por el cual se alienta a los creyentes verdaderos a mantenerse en la libertad con que Cristo les hizo libres.
Jesucristo vino al mundo para morir en la Cruz y liberarnos de nuestra terrible esclavitud del pecado. Continuar haciendo lo que queramos nos encadena a la esclavitud de nuestra carne y a sus deseos egoístas. Si creemos que la libertad en Cristo Jesús es hacer lo que más nos gusta, estamos yendo por el camino equivocado y caeremos fácilmente en las garras del pecado.
Debemos andar a la manera de Dios, “A Su manera o His way”, manteniéndonos firmes en la fe. Somos libres del pecado, pero no somos libres de desobedecer, andando a nuestro gusto y antojo, otra vez a nuestra manera.
Cristo no salva a nadie que no confía en Él como su Señor y salvador. Aquel que desea hacer las cosas a su manera, porque de eso se trata la libertad, todavía no ha entendido que para ser verdaderamente libre, es necesario sujetarse al señorío de Jesucristo. El creyente verdadero es enseñado por el Espíritu Santo a desechar su egoísmo y a anhelar vivir para su Señor.
Mi anhelo es que Dios les bendiga con su maravillosa gracia.