Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Hechos 26:29 RVR1960
Queridos amigos, quienes conocen la verdad, anhelan compartirla con la mayor cantidad de gente posible, porque el amor de Dios radica en su corazón y, por tanto, quieren que todos sean hechos tal cual ellos fueron hechos.
Lamentablemente, dicho deseo conlleva dificultades, pues no pocos se preguntan “¿por qué yo querría ser como este soñador?” Aquellos que promulgan el evangelio de las buenas nuevas son frecuentemente despreciados y tildados de locos y fanáticos, por manifestar que una experiencia con Jesucristo es imprescindible para toda la humanidad.
En el apóstol Pablo tenemos un gran ejemplo de entrega, pues le interesaba más la salvación de sus captores, que librarse el mismo de su cautiverio. Su enfoque de brindar el bien al prójimo hacía que sus propios problemas pasasen a un segundo plano, cuán extraordinario ejemplo de disposición cristiana.
Pablo se encontraba ante autoridades muy importantes, se trataba del gobernador Festo y del rey Agripa, sin embargo, la autoridad con la que él hablaba se percibía superior. El apóstol estaba en la difícil condición de convicto encadenado. Teniendo a Dios de su lado sabía que nada tenía de qué temer, de ahí que su elocuente discurso lo puso como personaje central, pues las cosas que decía eran más relevantes que cualquier discurso económico o político.
Para muchos la invitación del evangelio suele resultar incómoda, porque los descoloca de sus intenciones y anhelos. Agripa que fue puesto contra la pared reaccionó dando una respuesta evasiva pero diplomática.
Agripa le dijo a Pablo “por poco me persuades a ser cristiano”, no está claro si lo decía sería o sarcásticamente, habría que haber presente y podido ver su expresión. Como fuera, su corazón no estaba dispuesto a escuchar la verdad, así como muchos que con argumentos imaginativos rechazan lo bueno que Dios tiene para ofrecerles.
La respuesta de Pablo no se dejó esperar: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuesen hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Me imagino que levantó ambas manos enmanilladas para resaltar el hecho de estar preso y manifestar que dicha condición es indeseable para cualquiera.
Tanto Festo como Agripa sabían de la inocencia de Pablo, su encarcelamiento se dio a causa de celos religiosos y después por motivos egoístas del gobernador Felix, que buscaba ser sobornado. Finalmente se quedó preso por motivos políticos y fue llevado a Roma. Era un erudito a quien valía la pena escuchar, por eso que Festo y Agripa tuvieron la disposición de oír lo que tenía para decirles.
Agripa vio que había sólidas razones para ser cristiano, pero primaron sus intereses humanos antes que aquellos espirituales. Su entendimiento lo quería guiar por un lado, pero su corazón terminó por llevarlo por otro, pues como autoridad no estaba dispuesto a someterse a nada ni nadie, menos a demostrar la humildad exigida por la Palabra.
De la misma manera existen muchos que manifiestan estar de acuerdo con las Escrituras y se identifican falsamente como cristianos, pero definitivamente no están convencidos de querer seguirlas en obediencia. Aunque no lo manifiestan explícitamente su sentimiento es el de “casi me convences”, y si no fuera por el “casi” podrían ser salvos. Dios nos libre de tal condición.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.