Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Hechos 6:9 RVR1960
Queridos amigos, Esteban fue un fiel hijo de Dios y se lo conoce como el primer mártir de la iglesia. Murió injustamente apedreado, pero quien está con Dios puede mirar con ojos de misericordia a sus asesinos y pedirle a su Padre celestial por ellos, sabiendo con plena certeza que se gozará con Él durante la eternidad.
Esteban se caracterizaba por servir a sus hermanos en Cristo con excelencia, fue un buen administrador y evangelista, estuvo entre los primeros diáconos de la Iglesia. Había sido bendecido con el don de fe y estaba lleno del Espíritu, cuyo poder lo acompañaba, sustentado por Dios de esa manera, pudo ejercer como buen cristiano.
Los libertos se componían de esclavos judíos liberados por Roma y tenían su propia sinagoga en Jerusalén. Su celo por las creencias religiosas que defendían hizo que no dudaran en hacer cualquier cosa con tal de deshacerse de sus detractores, aquellos que manifestaban con firmeza “peligrosas” doctrinas.
No querían oír nada nuevo, las cosas estaban bien como habían estado desde siempre, veían un gran peligro para su statu quo en las doctrinas de Jesús difundidas por sus seguidores. Esteban manifestaba que Dios no habitaba en templos, que la Ley no había perdido su vigencia, pero la salvación era por gracia y, lo más duro fue la Verdad que más les dolió: Jesús fue crucificado siguiendo la misma línea bajo la cual los profetas enviados por Dios fueron perseguidos y sacrificados.
Se empezó a ver la diferencia entre creyentes judíos y gentiles, los creyentes judíos seguían observando fielmente la Ley de Moises, pero los creyentes griegos al parecer se conducían con mayor libertad, entre ellos estaban Felipe y Esteban. Esto ponía en riesgo la posición privilegiada de los judíos. Observemos que no fue el Sanedrín que persiguió a Esteban, fueron personas comunes como los libertos.
Existen creencias erradas tan arraigadas, que cuando es necesario cambiarlas, la resistencia de los que las creen es acérrima. Los judíos eran el pueblo elegido de Dios, pero interpretaban dicha elección de manera equivocada, pues se creían los únicos privilegiados por Dios, porque, según ellos, Él no tenía ningún interés por el resto de la humanidad.
Esteban se había dado cuenta de que judíos y gentiles creyentes estaban unidos como hermanos en Cristo, y no dudó en propagarlo. El orgullo nacional judío había sido atacado. Esto molestó sobremanera a los judíos, porque no querían tener ninguna relación con los gentiles, menos una tan estrecha como la hermandad, lo que condujo a una reacción agresiva de su parte.
Se le acusó a Esteban de hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Esto se suele dar cuando las ideas y tradiciones son retadas y un velo se antepone cubriendo la Verdad. Decidieron eliminarlo a la mala, porque no podían derribar sus argumentos dentro de enfrentamientos honestos, porque en Esteban estaban el poder y la sabiduría de Dios, gracias a la presencia del Espíritu Santo.
Los religiosos y políticos suelen apelar a los prejuicios y emociones del pueblo. Y así hicieron los judíos, prepararon a la opinión pública para que los apoyara en sus malévolas intenciones, se ocuparon de difundir mentiras a través de falsos testigos, tal cual habían hecho con Jesús. Con la tierra abonada lo prendieron y lo llevaron ante el Sanedrín, finalmente lo apedrearon hasta darle muerte.
Hechos de esta índole se han venido repitiendo a través de la historia. El hombre defiende con mentiras y pretextos cuando ve su posición en peligro. No importa si se trata de un sistema político o religioso. No duda en recurrir a artimañas de la peor clase como el falso testimonio hasta incluso terminar en el asesinato.
El hombre natural se jacta de ser un ser racional, pero la maldad no radica tanto en su entendimiento como en su corazón; la Biblia nos enseña que el corazón del hombre es en extremo engañoso y malo. Cuidemos nuestros corazones.
Pero sin la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones no podremos tener la conciencia completamente limpia, el consuelo de Dios y el gozo de la esperanza de lo venidero, como los tuvo Esteban, que murió con una sonrisa de misericordia, pidiendo por la salvación de sus asesinos.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.