Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mí. 1 Samuel 23:21 RVR1960
Queridos amigos, es triste observar cómo la frase “que Dios te bendiga” se transforma más y más en una frase hecha.
Se convierte en una frase de despedida, que sustituye al “que te vaya bien”. Su uso es automático, pues no se piensa o no se sabe lo que implica desearle a una persona la bendición de Dios.
En mi caso particular cuando le digo a alguien que “Dios te bendiga”, mi deseo es que la gracia de Dios le llegue para su salvación, y en el caso de los convertidos mi intención es que sigan recibiendo las maravillosas bendiciones del Creador.
Saúl realizaba una persecución encarnizada a David, quería su muerte a toda costa. A sus ojos David representaba un enorme peligro, pues Dios había decidido que sería su sucesor en el trono.
David tuvo ocasión de matar a Saúl (en defensa propia), sin embargo se guardó de tocarle un pelo al ungido del Señor. Recordemos que Saúl fue ungido rey de Israel por el profeta Samuel en cumplimiento al mandato de Dios.
El accionar de Saúl estaba en contra de los designios de Dios, él se encontraba pecando grandemente en ese su propósito desesperado de destruir al futuro rey. Estaba enloquecido y completamente alejado de Dios, no tenía ninguna comunión con Él.
No faltan aquellos que buscan beneficiarse de las situaciones de dificultad de otros. Éstos eran los habitantes del desierto de Zif, quienes buscaban alguna prebenda de Saúl al delatar la ubicación de David.
Fueron donde Saúl para contarle que David y sus hombres se encontraban en Hores, localidad ubicada en Zif. Entendemos que estos hombres querían una recompensa por la valiosa información que le estaban brindando al todavía rey, que no se trataba de una acción compasiva, como quiso creer Saúl. Al descubrir el paradero de David ponían en peligro la vida de un escogido de Dios, con dicha acción estaban yendo en contra de Dios mismo.
En escena tenemos a dos actores: los hombres de Zif y Saúl. Ambos separados de Dios por sus pecados. Ninguno podía atribuirse relación alguna con Dios, sin embargo, Saúl en su alegría de enterarse del paradero de su acérrimo enemigo, optó por usar el nombre de Dios de manera errónea.
La maldad de Saúl era evidente, a pesar de ello, no dudó en utilizar un lenguaje piadoso, consiguiendo que sus interlocutores ignorantes de la verdad, se sintieran halagados con la bendición que les dio en nombre de Jehová.
Los que caminamos con Dios solo podemos sonreír ante tal deseo expresado por un no convertido, y desearle que Dios tenga misericordia de él. El engaño es para quienes no conocen a Dios, que se consideran bendecidos sin estarlo.
Como Saúl existen muchos en el mundo que creen que Dios está con ellos, sin embargo, su pecado no permite relación alguna con el Creador. Reconocer a Jesucristo como Señor y salvador es primordial, lo cual no es posible sin haber oído el Evangelio. Estos son requisitos indispensables para poder caminar con Dios.
Quien no tiene celo por Dios y no anhela ser siervo obediente de su Señor, aunque afirme conocer a Cristo, no está reconciliado con Él y menos tiene una relación.
Les deseo un día muy bendecido.