Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1 RVR1960
Queridos amigos, ¿cuántos de nosotros podemos decir con toda certeza que creemos firmemente en las promesas de Dios? ¿Sabemos cuáles son esas promesas? ¿Sabemos de dónde vienen y cuál es el motivo de su existencia?
Si la respuesta es no, entonces podemos comenzar por buscar las respuestas leyendo las Sagradas Escrituras, es lo más recomendable para sustentar nuestra fe.
Charles H. Spurgeon, uno de los predicadores más destacados de la historia, dijo «sería más fácil que una piedra llorara o que un desierto floreciera, que un pecador se arrepintiera por su propia voluntad».
Eso significa que sin la obra de Dios sobre nosotros es imposible que podamos arrepentirnos y reconocer verdaderamente que Jesucristo es nuestro Señor y salvador. La fe es parte indispensable de esa obra, que según la palabra no es de nosotros, sino que se trata de un don de Dios.
Teniendo en claro que nosotros no podemos hablar de tener fe genuina en la medida en que Dios no nos la haya dado, podemos entender que el creer en el corazón y declarar con la boca que Jesucristo es nuestro Señor y salvador, solo es posible a través del don de fe que Dios nos regala.
De otra manera sería imposible tener convicción sobre todo lo que creemos sin haberlo visto, sería imposible creer con tanta certeza de que Jesucristo murió por nosotros y que resucitó de entre los muertos.
El creyente no tendría tanta seguridad sobre el seguro cumplimiento de las promesas de Dios y en especial que la vida eterna para los convertidos es una realidad indiscutible.
Sin fe y a través de las circunstancias de la vida, podríamos pensar que es hasta inverosímil que exista un Dios fiel y verdadero, que nunca miente y que cumple absolutamente todas sus promesas.
La fe, don de Dios, es entonces el motor que mueve los corazones a creer en que todas las promesas del Creador se harán realidad y que motiva a los convertidos a vivir una vida en obediencia para la gloria de Dios.
Que Dios les bendiga con el don de fe. Disfruten de un lindo día.