Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; Hebreos 5:7-9 RVR1960
Queridos amigos, no me imagino mayor ejemplo que el que nos dio Jesucristo.
Seguro estoy que cada uno de nosotros tiene diversos ejemplos sobre el (mal) comportamiento de los hijos de poderosos y ricos.
Mientras que Jesús, hijo del ser más poderoso y rico del universo, se destaca por sobre todos con un comportamiento único e históricamente ejemplar en este mundo.
Su comportamiento fue de gran reverencia hacia su Padre, el único que podía rescatarlo de la muerte.
Durante su tiempo terrenal Le hacía oraciones y súplicas con gran clamor y muchas lágrimas.
A pesar de ser hijo de Dios, se humilló y aprendió a ser obediente por el sufrimiento al que se vio expuesto.
Por esa gran obediencia y reverencia Dios oyó sus oraciones y le hizo apto para ser Sumo Sacerdote perfecto.
Y de igual manera Jesús llegó a ser la fuente de salvación eterna para todos los que le son obedientes.
Sin obediencia es imposible ser seguidor de Cristo.
Que tengan un día lleno de bendiciones.