Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis 4:11
Queridos amigos, tomaré como ejemplo a Gabriel García Márquez, quien fue la figura fundamental del Boom de la literatura hispanoamericana que comenzó en la década de 1960.
Cuando falleció se le otorgaron los máximos honores y queda como la gloria de Colombia porque la ennoblece y la ilustra en gran manera ante el mundo.
Se entiende por gloria:
Majestad
Esplendor
Magnificencia.
También se trata de reputación, honor y fama extraordinarios de buenas acciones y grandes cualidades.
Una pregunta importantísima por responder es si. el hombre tiene alguna gloria ante Dios.
La respuesta es un contundente NO porque toda la gloria es de Dios.
Dios es el creador de todo y Él por su voluntad le da al hombre la posibilidad de conseguir gloria ante los hombres, sin embargo no hay nada de lo que el hombre pueda gloriarse ante Dios.
Especialmente en la relación que Dios inicia con el hombre, éste nada hace, es Dios quien se ocupa de brindarle la regeneración de su espíritu y de otorgarle dones como la gracia y la fe, que llevan al hombre a iniciar una vida nueva espiritual y a anhelar vivir en obediencia, por lo tanto el hombre no tiene gloria alguna en su conversión, toda la gloria es del Todopoderoso.
El humanismo nos lleva cada vez más a la búsqueda de la gloria del hombre, olvidando que todo lo que el hombre puede lograr es por la voluntad de Dios, quien es el creador de todas las cosas y todas las cosas en Él subsisten (Colosenses 1:17).
Se vería ridículo, o como algo irrespetuoso, ante el mundo que en la primera plana del periódico de mayor tiraje saliese un artículo dándole toda la gloria a Jehová, en vez de publicar, por ejemplo, sobre la canonización de la madre Teresa, personaje ecuménico que no genera incomodidad, por lo menos en una gran mayoría de los lectores.
Si esa es la realidad, entonces resulta muy penoso que la mayoría no tenga ninguna intención de reconocer la gloria de Dios en su vida.
Aceptar que Dios creó todas las cosas es una cosa, otra cosa es decir con el corazón, con la mente, con el alma y con todas las fuerzas que Dios es merecedor de toda gloria, honra y poder, dándole al gran Creador todo el reconocimiento por su magnificencia, esplendor y majestad.
Cuando nos hayamos arrepentido genuinamente de nuestros pecados, tengamos un gran anhelo de exaltar y alabar al Señor de los ejércitos por sus maravillas y su poder y queramos vivir en obediencia en lo más profundo de nuestro corazón, entonces desearemos con vehemencia darle toda la gloria al gran Yo Soy, porque obró sobre nosotros.
Que tengan un bello día pensando en las maravillas de Dios para darle a Él toda la gloria.