Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Marcos 16:14
Queridos amigos, el escepticismo es la actitud de desconfianza o de incredulidad que se manifiesta ante una determinada afirmación. El mundo científico, al que tanto creemos, nos enseña que es necesario examinar las cosas antes de creer, someten las cosas a una investigación sistemática.
Para el hombre moderno pensar en que un muerto bien muerto resucite es imposible. Si le contásemos a alguien que mi abuela resucitó después de 12 horas de estar muerta, veríamos su cara de sorpresa con un gesto claramente escéptico porque eso va en contra de lo que conocemos como las leyes de la naturaleza.
Saliendo del ámbito científico, que es el que predomina en la mente del hombre moderno, pasamos al ámbito espiritual, donde el poder de Dios impera.
Para Dios nada es imposible, porque Él es el Dios de todos los posibles, por lo tanto, resucitar a un muerto, como en el caso de Lázaro que ya estaba en estado de putrefacción y traerlo de nuevo a la vida sin el menor rastro de corrupción física, es una realidad que muchos vieron y comprobaron.
Los once apóstoles demostraron un grado alto de escepticismo ante la realidad de que su Señor Jesucristo había resucitado. No creo que dudaran por la calidad de la fuente de información, María y los dos discípulos camino de Emaús eran confiables, sin embargo, era algo difícil de creer.
Es sorprendente que no hayan creído en la resurrección de Cristo Jesús después de todos los espectaculares milagros que habían presenciado o que sabían que Jesucristo había llevado a cabo.
Las pruebas de la verdad del Evangelio, incluyendo la resurrección del Señor Jesucristo, son tan contundentes que cualquiera que se niega a aceptarlas puede ser reprendido, con justa razón, por su incredulidad. Eso fue lo que les sucedió a los once cuando Cristo en persona les reprochó por su escepticismo.
La incredulidad en términos espirituales está ligada a la fe, y la fe es un don de Dios sin el cual no es posible creer en todo lo increíble del Todopoderoso. Sin fe genuina no se entiende, no se discierne, no se ve ni se oye espiritualmente.
Es por eso que hay quienes dicen creer en Jesucristo, pero no viven consecuentemente con su Palabra, tienen fe y entendimiento intelectual. Mientras quien está munido del don de fe genuino, cree que Jesucristo es su Señor y salvador y anhela vivir como su siervo, haciendo su voluntad, se duele cuando peca porque está hiriendo la santidad de su Señor y le pide que sustituya su corazón de piedra por un corazón de carne.
Al presentarse Jesucristo y reprocharles por su incredulidad y dureza de corazón también les estaba bendiciendo, porque su objetivo fue reafirmarlos en su fe para que pudieran continuar una vida no solo como discípulos sino también como apóstoles.
Es necesario el poder de Dios para convertirse en verdadero cristiano y ser salvo. Los once al ver a Cristo resucitado con toda seguridad se sintieron avergonzados por su incredulidad, lo cual no fue sorprendente para el Señor, dado que Él sabía que necesitaban de Su participación activa para poder continuar con una vida verdaderamente cristiana y salir al mundo para evangelizar.
Que tengan un día muy bendecido.