Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Mateo 3:10 RVR1960
Queridos amigos, mi madre me solía decir «tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe», lo decía en son de amenaza con el objetivo de que me modere en mis actos y actitudes.
Me daba a entender que el castigo estaba siendo preparado si no me dominaba. Se trataba de una advertencia seria que normalmente funcionaba, aunque una que otra vez tuve qué atenerme a las consecuencias.
Vemos la analogía en la vida del hombre natural. Dios a través de su gracia común ha plantado el sentido moral en el hombre y por tanto no hay quien discuta, por ejemplo, que robar o matar es malo. Todos sabemos que la mentira y el chisme nada de bueno tienen y así sucesivamente. Sin embargo, no nos cuesta demasiado mentir o chismear y vivimos de tal manera que Dios nos dice algo similar a lo que mi mamá me decía.
A pesar de tener pleno conocimiento sobre lo malo que hace, el hombre natural no escucha la voz de Dios y continúa en la efervescencia de sus concupiscencias, esos deseos desmedidos no gratos a Dios.
Los fariseos eran una secta de judíos que observaba de una manera exagerada la ley mosaica y no por eso eran menos pecadores, es más en varios pasajes de las escrituras son confrontados como personas hipócritas y de moral fingida.
No creería que a los ojos de Dios estos fariseos fueron vistos como pecadores mayores y que fueran apartados para castigo mayor. Consideró más bien que son parte de toda la masa de pecadores destinados a juicio, donde nos encontramos todos.
Juan el Bautista viendo la vida hipócrita que llevaban estos fariseos les dijo que el hacha estaba puesta en la raíz de los árboles para cortar aquellos que no dieran fruto.
Seguramente ellos pensaban que sí daban fruto, sin embargo eso era imposible porque no reconocían a Jesucristo como su Señor y salvador. Las palabras de Jesús son claras cuando dice en Juan 15:5 que el que permanece en Él y Él en la persona, entonces recién es posible llevar fruto, porque sin Él nada se puede hacer.
El mensaje es entonces absolutamente claro, los que viven una vida alejada de Dios ya tienen el juicio encima porque no tienen a Jesucristo en sus vidas y por tanto no pueden dar fruto. Su destino es ser echados en el fuego.
Oremos por la gracia de Dios sobre nosotros para que podamos llevar a Cristo Jesús en nuestros corazones y demos fruto por sobre todo amando a Dios.
Que tengan un muy buen día.