Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. Santiago 1:26 RVR1960
Queridos amigos, ¿cuántas veces seguimos las cosas ceremoniales como de memoria sin darle la trascendencia que de acuerdo al caso deberían tener?
¿Y cuántas veces decimos lo indebido? Pensando que tenemos la necesidad de exteriorizar nuestros sentimientos, porque el mundo y la psicología así nos lo enseñan.
En este versículo Santiago, el medio hermano de Jesús, utiliza el término religión para referirse a rendir culto ceremonial en público, en vez de hacer alusión a la devoción interna que tiene el creyente verdadero.
Su intención era enfatizar sobre los elementos externos, es decir los que están a la vista como rutinas, rituales, formas, etc. que no eran seguidos con un corazón sincero.
Por eso expresa que los que tienen ese tipo de comportamiento son de una religión vana.
Vale la pena recordar que el cristiano no profesa una religión, sino que sostiene una relación estrecha con Cristo, porque es su fiel seguidor.
La palabra dice que de la abundancia del corazón habla la boca. También dice que el corazón del hombre es engañoso.
Eso puede significar que muchas veces uno cree que está en lo correcto, pero por su corazón engañoso no lo está. Entonces empieza a expresar lo incorrecto de su corazón y las palabras reflejan lo malo que sale de él.
Por tanto la exhortación de Santiago de decir «refrena tu lengua» es una enseñanza muy sabia.
Puedes tener maldad en el corazón, pero al no abrir la boca no la sacas.
¿Acaso no nos ha pasado que hemos querido decir incendios y gracias a Dios nos hemos quedado callados?
El resultado de esta reflexión debe ser que recordemos tener un estricto control sobre nuestra lengua.
La pureza del corazón se manifiesta con frecuencia a través de un discurso apropiado.
Uno de los frutos que el creyente da a través de la intervención del Espíritu Santo en su vida es el dominio propio y a través del él debemos controlar nuestra lengua.
Finalmente les pongo unos versículos de los Salmos para que reflexionen sobre el poder destructivo de la lengua:
«Escóndeme de los planes secretos de los malhechores, Del asalto de los obradores de iniquidad, Que afilan su lengua como espada, Y lanzan palabras amargas como flecha, Para herir en oculto al íntegro; Lo hieren repentinamente, y no temen.»
Salmos 64:2-4 NBLH
Que Dios les bendiga grandemente.