El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia. Esos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de algunos alimentos, que Dios los ha creado para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad. 1 Timoteo 4:1-3 NBL
Queridos amigos, nos encontramos ante un alarmante vaticinio del apóstol Pablo sobre lo que irá sucediendo en los últimos tiempos.
Los “últimos tiempos” inician a partir de la resurrección de Jesucristo y terminarán cuando vuelva en su segunda venida para establecer su reino y juzgar a la humanidad en su totalidad. En la medida en que la segunda venida se vaya acercando, la condición en la que los hombres se encontrarán, será de mucho pecado y de terrible maldad.
No imaginemos escenas dantescas con hombres persiguiendo a otros hombres, demostrando los niveles de maldad a los cuales pueden llegar. El mal y la maldad se expresan principalmente cuando las cosas van en contra de Dios y a favor de Satanás.
Negar las doctrinas fundamentales del cristianismo representa estar en contra del Creador, y esto es lo que los falsos maestros suelen hacer. Así mismo están los apóstatas, quienes también niegan los fundamentos de la fe. Las doctrinas inspiradas por Satanás se difunden más y más, como un reguero de pólvora, en todas las sociedades, culturas y continentes.
Aunque pareciera divertido es tétrico observar cómo todos piensan cada vez más igual, lo que conlleva a la triste conclusión de que nadie piensa en verdad; caminan como ovejas delante de sus trasquiladores. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre (2 Pedro 2:17).
Cuando la supuesta ciencia dice que la tierra no es plana, todos creen sin cuestionarse; cuando hablan del calentamiento global, todos creen, cuando dicen que las vacas aportan a degradar el medio ambiente, todos disminuyen su consumo de carne de res.
También observamos un incremento desmedido en la cada vez mayor apertura hacia el libertinaje, los homosexuales pueden casarse y formar una familia, los heterosexuales deciden ya no casarse y además prefieren criar un perro en vez de un hijo.
El aborto se vuelve cada vez más legal y por tanto más común, se ve lo despiadado como un derecho. ¿Acaso matar a un ser vivo so pretexto de tratarse de un ser que no tiene consciencia antes de las 12 semanas de vida no es asesinar? Argumentos tales como que la ley anti aborto afecta, restringe y viola derechos humanos fundamentales de la mujer no justifican ninguna muerte. Se llega a decir que el aborto es un bien social, si la mayoría no ve la mano del maligno en acción es porque está ciega.
Satanás está desesperado por destruir la familia que fue constituida por Dios, pues de esa manera puede debilitar los principios, la moral y todo lo bueno que Dios desea implantar.
No se trata de un fracaso de Dios, es su perfecto plan. Sabiendo que es así, los creyentes debemos cuidarnos sobremanera, es nuestro deber estar atentos, pues cualquiera que esté desprevenido puede extraviarse malamente.
Los síntomas se muestran con gran claridad, no es difícil identificar la enfermedad. Es cada vez más común el error enseñado bajo la apariencia engañosa de una devoción religiosa. A la gente le gusta ir donde no le dicen la verdad, porque enterarse de la verdad duele. Y aquellos lugares donde se predica la verdad están sospechosamente vacíos.
La gente ama los lugares repletos de personas, pues es probable que sean buenos porque les gusta a tantos que opinan lo mismo. Al parecer su criterio es el mismo para decidir adónde ir a comer o dónde congregarse.
El mundo afirma, sin ver su pecado, que si Dios quisiera no habría tanta maldad en la tierra, pero Dios podría responder: si la gente fuese obediente a mis mandamientos no habría maldad en la tierra.
Para cerrar la exhortación del apóstol Pedro cae como anillo al dedo: Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza (2 Pedro 3:17).
Les deseo un día muy bendecido.