Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. Hechos 13:38-39 RVR1960
Queridos amigos, en la empresa en la que trabajo hemos desarrollado nuestra política de la calidad y dentro de ella uno de los puntos a cumplir es hacer todo dentro del marco de la ley.
El humano se parece al agua porque trata de buscar el camino más fácil y eso hace que en algunas situaciones nos veamos tentados a olvidar nuestra política de la calidad. Gracias a Dios se ha desarrollado una cultura que nos lleva a reflexionar cada vez que se presenta una situación de ese tipo.
Si somos lo suficientemente firmes y consecuentes podemos cumplir con la ley del hombre.
Eso no pasa con la ley de Dios, la cual nos es prácticamente imposible de cumplir. Si pudiésemos cumplir con la ley de Dios la muerte de Jesucristo sería totalmente innecesaria. ( te invito a que leas NADA HACEMOS
Los judíos creían que era posible vivir cumpliendo la ley, por eso se esforzaban sobremanera para tener una vida exterior irreprensible. Pablo es un gran ejemplo de cómo los fariseos se consideraban a sí mismos, en Filipenses 3:4-6 se describe como un hebreo perfecto, diciendo que en cuanto a la justicia era irreprensible.
Pablo se dio cuenta de su grave error una vez que se convirtió a la fe cristiana, entendiendo que de ninguna manera había sido irreprensible ante la ley de Dios, y que nadie puede serlo, porque Dios puso la ley para que el hombre no la pueda cumplir. Basta un pequeño pensamiento en contra de la ley para incumplirla.
Podríamos preguntarnos, con todo derecho, ¿por qué Dios nos pone una ley que no podemos cumplir?
La respuesta es: para que nos demos cuenta de nuestra necesidad de Dios,
Si no nos estrellamos contra la ley jamás nos daremos cuenta de nuestro pecado, que no es otra cosa que la infracción de la ley.
Sin la muerte de Jesucristo es imposible ser salvo porque no existe manera humana para pagar la deuda contraída a través de nuestras transgresiones a ley, equivaldrían a una infinidad de multas a pagar ante los estrados judiciales del hombre. Solo Él puede pagar el precio de nuestras deudas con su sangre derramada en la cruz del calvario.
La única forma posible para pagar por el pecado que tiene el humano es muriendo, por eso la Palabra nos enseña que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Por ese preciso motivo muere nuestro Señor Jesucristo en muerte sustituta, es decir que Él paga con su muerte por nosotros.
El sacrificio de Cristo Jesús da lugar a que el Dios Padre pueda justificarnos de nuestros pecados, es decir, darnos el perdón que jamás hubiésemos alcanzado por nuestra propia fuerza.
La ley no salva, tampoco las buenas obras, por eso encontramos en las Escrituras que la salvación no es por obras sino por sola gracia (Efesios 2:8-9), y la gracia se hace efectiva solo y únicamente a través del sacrificio de Jesucristo. ¿Nos damos cuenta de la inconmensurable relevancia del Señor Jesucristo para nuestras vidas?
Les deseo un día bendecido y que nuestro Dios Todopoderoso les guarde de todo mal.