Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa. Jueces 8:27 RVR1960
Queridos amigos, en 1909 el químico Leo Hendrick sintetizó por primera vez el plástico totalmente sintético de la historia, con lo cual se inició la “era del plástico”.
Los beneficios de tan famoso material son ampliamente conocidos gracias a sus características, tales como ser fácil de trabajar, de bajo costo de producción, alta resistencia, etc. El plástico no tardó en expandirse por todo el mundo, al extremo que en países como el mío, Bolivia, vemos restos de plástico, como basura, hasta en el camino hacia la montaña más alta.
Sin duda es el resultado de un mundo de consumo sin cuidado ni medida, es un ejemplo de cómo una excelente idea generada con los mejores motivos tiene como resultado algo negativo. Ahora se están trabajando programas para la reducción del consumo masivo del plástico en elementos de corta vida o de un solo uso, como las bolsas. Quizás este ejemplo no tenga connotación espiritual, aunque podría tenerla.
Otro ejemplo que se me viene a la mente es el de Israel o Jacob, quien amorosamente regaló una túnica de colores a su hijo José. El obsequio, pensado con la mejor intención, resultó ser un incordio por la envidia que generó en el resto de sus hermanos.
El efod tradicional era una prenda de lino, considerada santa, que llevaban los sacerdotes sobre su pecho, pero el efod de Gedeón fue hecho de oro, cuyo objeto era representar la presencia de Dios conmemorando la victoria que Él había dado a través de Gedeón.
Gedeón buscaba estimular la adoración a Jehová, cuando los israelitas le invitaron a ser su señor, su sabia decisión fue rechazar tan atractiva oferta para alentarlos a que escogiesen a Jehová para que señorease sobre ellos. Observamos la sana y buena intención de Gedeón de querer dar toda la gloria a su Dios.
Puesto que el agradecimiento llevaba al pueblo a ser generoso, Gedeón pidió una pequeña contribución de oro, la cual se hizo con diligencia. Esa fue la fuente del material para el efod, que luego fue expuesto en Ofra, ciudad de Gedeón, es decir que no fue utilizado como vestimenta sacerdotal, como hubiera correspondido.
La intención de Gedeón fue buena, quería recordar la gloria del Señor toda vez que alguien viese el efod para promover el culto a Jehová, sin embargo, el pueblo interpretó el mensaje a su manera y lo convirtió en objeto de culto idolátrico.
Dios había utilizado a Gedeón para vencer a los idólatras madianitas y para destruir el altar a Baal. La persona que caminaba bajo la guía de Dios fue la misma que contribuyó a la apostasía del pueblo, que cayó con fuerza en prácticas paganas.
La buena decisión de hacer un bello objeto recordatorio en honor de Dios y la mala decisión de ponerlo en el lugar equivocado se convirtió en una terrible trampa, para Gedeón y su pueblo.
La primera enseñanza para nosotros debe ser la de evitar hacer o tener objetos que alimenten nuestro orgullo a través de los sentidos, desarrollando ambiciones de la carne equivocadas, que conducen al pecado. Como segundo punto debemos evaluar nuestras decisiones, mejor si es a la luz de la Palabra. Incluso cuando tengamos las mejores intenciones, debemos preguntarnos si algo puede salir mal, esa es la proactividad de anticiparse a los hechos para evitar potenciales problemas.
Les deseo un día muy bendecido.