Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Lucas 21:34 RVR1960
Queridos amigos, para el creyente genuino no debería haber nada más atractivo que vivir preparándose para el día en que se encuentre delante de Dios.
Tuve la oportunidad de realizar un viaje con un recorrido por diferentes países y culturas. Fue como salir al mundo para dar una mirada a su estado. Con las diferencias del caso, se me viene a la mente Job 1:7, donde Jehová le preguntó a Satanás ¿De dónde vienes? Satanás respondió: de rodear la tierra y andar por ella.
Satanás estaba volviendo de realizar una vuelta de supervisión. Después de mi viaje estaría preparado para informar a Satanás, diciéndole que se puede quedar tranquilo, porque las cosas en el mundo están encaminadas tal y como él quiere, sus seguidores le son fieles y la resistencia es poca.
Por donde andaba sentía misericordia por las almas perdidas que tenía delante de mí. Observé una búsqueda desenfrenada de placeres, fue una muestra del hedonismo en pleno. Todos quieren disfrutar y divertirse, en muchos casos dándole la bienvenida a los excesos. Por el otro lado, están quienes satisfacen dichas necesidades lucrando con ello sin importarles el mal que pueden estar haciendo.
La preferencia por lo insustancial, volátil, intrascendente y banal anula completamente lo reflexivo y profundo. Por donde miraba veía vanidad y orgullo. Observaba cómo enfocaban toda su confianza en la sensualidad, bajo el lema de solo se vive una vez. Con tristeza veía cómo eran abrumados por la tentaciones de la carne, buscando satisfacer las demandas de sus sentidos.
Lo que está más cerca de sus pensamientos es lo que debería estar más lejos de sus corazones. Pero esa es la cruda realidad, la mayoría de los habitantes de la tierra no piensan en nada más que no sea terrenal, porque no tienen interés por lo celestial.
Doy gracias a Dios por haberme dado ojos para ver y oídos para escuchar, es decir un nuevo entendimiento para ver las cosas desde Su perspectiva. Después de evaluar negativamente al mundo, hago una valoración de mí mismo y llego a la conclusión de que sigo siendo un siervo inútil por los pecados que continúo cometiendo. Una vez más me convenzo de que debo esforzarme más para obrar bien, a fin de verme digno, algún día, delante de los ojos de Dios.
Mi gran anhelo es para los que nunca han buscado a Cristo, que ellos quieran acercarse a Él, que puedan arrepentirse y humillarse ante Dios por sus pecados. Que el embotamiento de una vida mundana deje de afectar su mente y espíritu, y que la vida necia de placer pase a ser cosa del pasado.
Estemos atentos ante el letargo espiritual, más bien andemos alertas. Vivamos con decencia a la vista de todos. No participemos de la oscuridad, huyamos del desenfreno, de las glotonerías, borracheras, inmoralidad sexual y libertinaje; no nos metamos en peleas ni tengamos envidias, alejémonos de toda mundanalidad. Evitemos, a como dé lugar, complacer los malos deseos de nuestra naturaleza pecaminosa (Romanos 13:13-14).
Velemos por no pecar y aprovechemos toda oportunidad para hacer el bien. No empecemos ni transcurramos ni terminemos el día sin atender a la palabra de Jesucristo, sigamos su ejemplo y vivamos en obediencia a sus mandamientos.
Una bendición de gracia es la que deseo para todos ustedes.