Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Éxodo 33:19 RVR1960
Queridos amigos, ¿cuántas veces hemos decidido dejar de avanzar porque sentíamos que no estábamos con el respaldo suficiente?
Si nos faltan los fondos para un viaje preferimos posponerlo, si nos sentimos faltos de orientación interrumpimos un proyecto y así sucesivamente nuestro sentido de cautela nos indica cuando hacer un alto.
Moisés sabía que con la presencia de Dios todo sería mucho más fácil y por eso le pide que no les deje solos. Tal era la cercanía que Dios permitía que Moisés tuviera con Él, que Moisés en una muestra de efusiva sinceridad no solo le pide que no los deje solos, sino que además le muestre su gloria.
Un pedido arriesgado porque nadie es digno de ver la gloria de Dios, nuestra condición pecadora nos imposibilita seguir existiendo y ver a Dios tal cual es. Podemos conocer a Dios por cómo se nos revela, por las cosas que hace y por la forma en que actúa.
Por lo visto Dios no podía acceder al pedido de Moisés, sin embargo le promete que será bondadoso y clemente con él y con su pueblo. Recordemos que el pueblo de Israel estaba viviendo en pecado, a pesar de ello Dios los saca de Egipto liberándoles de la esclavitud en la que estaban sometidos, los guía por el desierto, hace un pacto con ellos y les perdona su maldad.
No hay quien pueda interferir con la soberana libertad de Dios, Él no está sujeto a las limitaciones o restricciones de su creación. Es Él mismo quien determina hacia dónde se dirige su voluntad.
Él había escogido soberanamente al pueblo hebreo, Él había decidido soberanamente hacer un pacto con ellos y Él había llamado soberanamente a Moisés para que fuera su líder político y espiritual.
Dios estaba teniendo misericordia de quien Él quería tener misericordia.
No está en la voluntad del hombre poder lograr conseguir la misericordia de Dios, se trata de una elección divina originada en el misterio de la voluntad soberana del Creador, que por su misma perfección no va en contraposición ni viola sus demás atributos.
Dios da a conocer que es libre de escoger y de llamar a quien a Él le place, Él es quien determina quién recibe misericordia y clemencia, porque posee absoluta soberanía.
Si Dios en algún momento sometiese la soberanía de su libertad al brindar misericordia de otra manera, dejaría de ser el Dios al cual le corresponde toda la gloria, dejaría de ser Yahweh, el YO SOY EL QUE SOY, el autosuficiente y auto existente Dios de la Biblia.
Tengan un día muy bendecido.