¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Lucas 12:25 RVR1960
Queridos amigos, en mi vida cotidiana suelo ver más afanadas a las mujeres que a los hombres.
Al parecer ellas tienen un sentido de la responsabilidad más desarrollado además del sentido de protección que las caracteriza, especialmente cuando son madres,
Debo reconocer que estoy agradecido con Dios por haberlas creado así y con ellas porque son las que hacen realidad ese aspecto del diseño de Dios.
No obstante, debo mencionar que en algunas ocasiones me he visto tentado de decirle «basta Marta» a mi esposa, basándome en el pasaje de Lucas 10:38-42 donde Marta muestra un afán inadecuado ante Jesús y una actitud de «yo lo hago todo» ante su hermana María.
En Cochabamba, mi ciudad de nacimiento, se tiene un dicho que es muy expresivo: «esta persona es un falso afán», describe a una persona que se muestra muy afanosa para hacer ver que es activa, sin embargo, los resultados dejan que desear.
El afán es el empeño o interés que se pone en una cosa, también se define como el deseo intenso que mueve a hacer algo determinado.
Es evidente que por más empeño que se le ponga a crecer en estatura en la edad adulta no es posible lograrlo, aunque hoy en día existen métodos que permiten que algunos jóvenes puedan crecer más de lo que naturalmente estaba previsto.
¿Se podría entonces decir que Jesús nos está desalentando de hacer cosas que sí podríamos lograr? Claro que no, Jesús no está condenando de ninguna manera el que se realicen todos los esfuerzos necesarios para conseguir las cosas y que además se las planifique.
Sus palabras se refieren a que no nos dejemos distraer por las preocupaciones de la vida, las cuales nos alejan de lo realmente importante. Palabras que solo los convertidos llegan a entender y valorar en su dimensión real.
¿Acaso con tantas preocupaciones es posible añadir un minuto más a la vida? Por supuesto que no es posible, entonces ¿para qué afanarse tanto?
Por lo visto es mejor dejar de afanarse, Jesús nos enseña que los incrédulos de todo el mundo son los que viven ansiosos y preocupándose por lo que comerán y beberán, los creyentes ya cuentan con el sustento que Dios les promete, porque Él conoce todas sus necesidades.
Lo realmente importante es buscar el reino de Dios por sobre todas las cosas, el resto vendrá por añadidura. Hay que estar afanosos por vivir para la gloria de Dios, hay que preocuparse por ser obedientes a fin de agredir lo menos posible la santidad del Creador.
Estemos ansiosos de decir como el apóstol Pablo, que hemos peleado la buena batalla, hemos acabado la carrera, hemos guardado la fe (2 Timoteo 4:7).
Tengan un día muy bendecido.