Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14-15 RVR1960
Una condición fundamental para recibir el perdón de Dios es confesar en arrepentimiento nuestros pecados. La palabra dice que Dios es fiel y justo para perdonarnos, a pesar de que no somos merecedores de perdón alguno.
Al tener ese inmerecido perdón, ¿cómo podríamos argumentar ante Dios el hecho de no perdonar a nuestro prójimo? Seriamos en demasía soberbios e hipócritas si no estuviéramos dispuestos a perdonar, sabiéndonos perdonados.
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.» Mateo 5:23-24 RVR1960
Dios nos está poniendo prioridades, dice que es más importante que te reconcilies (perdones y/o pidas perdón) a que vayas a hacerle ofrendas. Hacer ofrendas es más fácil, ¿verdad?
Padre santo haznos humildes para pedir perdón y misericordiosos para perdonar. Amen