Más estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. 1 Corintios 10:6 RVR1960
Queridos amigos, contamos con muchos ejemplos sobre los pecados de Israel y sus duras consecuencias, sin embargo, parece que no fuese suficiente aprender de los errores de otros, pues nuestra necedad nos lleva a querer pecar para luego determinar en carne propia que el pecado había sido malo.
El apóstol Pablo expone experiencias del Antiguo Testamento para argumentar en contra de la idolatría y la inmoralidad. Observamos que Pablo les menciona a los corintios la historia del libro del Éxodo, utilizando esta fuente como palabra válida de Dios.
En cierta manera podemos comparar a los creyentes corintios con mucha gente de la actualidad, que se considera a sí misma creyente. Los conceptos liberales en cuanto a la idolatría dominan la mente de muchos que dicen profesar la fe de Cristo. Así como entre los corintios existían los débiles por falta de conocimiento verdadero de la Palabra, hoy sucede algo similar con las personas que calientan el banco de su congregación domingo a domingo, manteniéndose en una superficialidad crónica de lo que es el verdadero cristianismo.
Muchos de esos creyentes “light” creen que por haberse bautizado en agua, asistir regularmente al culto y tomar la cena del Señor ya están protegidos de todo juicio y hasta del pecado.
Pablo busca revertir estas falsas creencias presentando la historia israelita como una advertencia a los corintios, la cual es muy válida también para los “corintios” de la actualidad.
Como nada en las Sagradas Escrituras ha sido escrito en vano, es deber de los creyentes aprender de todos sus pasajes. Son historias pensadas para nuestra instrucción. Por lo tanto, debemos estudiar su contenido con mucha atención para obtener la mayor enseñanza posible.
Nos pensamos fuertes pero en verdad somos débiles, y si otros más fuertes han caído, ¿por qué no habríamos de caer nosotros? Ser auto confiados es muy poca garantía de que no pecaremos. Hemos de cuidarnos de no caer fuera del temor de Dios, no hemos de ser indulgentes con los deseos de la carne, será necesario ponerles un alto enérgico y radical cuando se presenten.
Vemos que en la historia relatada en la Biblia los antiguos no eran muy diferentes de nosotros, pues tenían tentaciones parecidas a las nuestras, y si se aferraban con la suficiente fuerza a Dios eran librados de la tentación, lo mismo es válido para nosotros.
Al ser la iglesia cristiana el Israel de Dios, los lideres del Antiguo Testamento pueden ser considerados padres de los gentiles. En ese sentido las historias del pasado son un tipo o sombra de lo que habría de venir. Se tienen tipos tales como el mar, la nube y la columna de fuego, el maná, la roca o peña mencionados en el libro del Éxodo, todos privilegios o bendiciones dados por Dios, son tipos de bendiciones espirituales que nos esperan en Cristo.
Pablo utiliza la historia de liberación del pasado para aplicarla analógicamente a la experiencia de salvación de los cristianos de su época, también válida y vigente para nuestros días. Hemos de tener cuidado de no sufrir el mismo gran fracaso del pueblo israelita en circunstancias que fueron tan prometedoras. Dios había liberado al pueblo de la esclavitud de Egipto, una situación que ponía en máxima deuda a los israelitas, no obstante, llegada la tentación, cayeron en ella y le fallaron a Dios.
Vagar por el desierto representa seguir viviendo en este mundo, ingresar a la tierra prometida equivale a entrar al cielo. El maná es la representación del Pan de Vida, que es Cristo, y la roca de donde fluye agua representa el Agua de Vida, que también es Cristo.
Los corintios debían realizar cambios en su conducta y actitudes. Pablo les ordenaba dejar toda idolatría, inmoralidad sexual, murmuración o desconfianza y evitar tentar a Dios para que actúe. Esforcémonos por vivir dignos de Aquel que nos sacó de las tinieblas para llevarnos a la luz.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.