Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Deuteronomio 8:3 RVR1960
Queridos amigos, se aprende a valorar las cosas cuando no se las tiene y cuando no se las conoce no se las extraña.
Las personas que viven en opulencia normalmente se consideran dueños de sí mismos y confían en su propio poder. Este no era el caso del pueblo de Israel que estaba siendo humillado por Dios, porque pasaba aflicción y hambre. La humillación de Israel fue su pobreza material, a través de la cual aprendió a confiar en Dios y a depender de su divina provisión.
El pueblo después de pasar por la prueba del hambre recibió el maná, un alimento desconocido por ellos. En Éxodo 16:15 podemos leer sobre la sorpresa que se llevaron los hijos de Israel al ver el maná por primera vez.
El pueblo de Dios no dejará de recibir sustento, aunque existan momentos límite que parecen el fin.
A través de las diferentes pruebas que Dios ponía a los hebreos, éstos pudieron aprender que la supervivencia de la vida humana no solo consiste en tener alimento físico, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová.
Israel dependía día a día de la gracia de Dios, quien sin falta hizo caer el maná del cielo.
Esta es una lección para todos, debemos creer que Dios proveerá cada día, nuestra confianza y dependencia deben estar puestas en Jesucristo.
El hombre vive por la Palabra de Dios, Él es quien decide que haya sustento. El alimento de Israel durante el Éxodo fue decretado por la Palabra de Dios. Solo a través del mandato de Dios podían tener maná, por lo tanto, lo que los mantuvo vivos no fue el alimento físico sino la Palabra misma de Dios.
Cuando Jesús estaba enseñando a orar en Mateo 6 podemos observar en el versículo 11 que pide al Padre que no deje de darnos el pan de cada día. Nos enseña que nuestra confianza en el poder de Dios debe ser de todos los días.
Podríamos pedirle a Dios que nos regale una provisión que alcance para toda nuestra vida para ya no tener que molestarlo con una minucia como esa. Sin embargo, Dios quiere una relación de dependencia y sumisión por parte de sus hijos, desea que pongan su confianza tanto en lo pequeño como en lo grande, de ahí la relevancia de confiar y esperar en Él cada día de nuestras vidas.
Mateo 4:3-4 nos describe cómo fue tentado Jesús por Satanás, quien le pidió que demostrara su poder convirtiendo las piedras en pan para saciar su hambre después de cuarenta días de ayuno en el desierto.
Poseyendo el poder, la reacción humana natural hubiera sido convertir las piedras en apetitoso pan y además jactarse del gran portento realizado, mientras se mastica ávidamente tan delicioso alimento.
El objetivo maligno de Satanás era llevar a pecar a Jesús induciéndole a utilizar su poder para fines egoístas, él quería que Jesús tomase el asunto en sus propias manos dejando de lado la provisión de Dios, olvidándose de los propósitos del Padre.
La reacción impredecible de Jesús fue decirle al diablo que no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios, haciendo alusión al Antiguo Testamento en las épocas del Éxodo.
Pongamos nuestra confianza completa en manos de Dios, con la certeza que Él cuida de sus hijos mejor que de las aves a quienes nada les falta (Mateo 6:25-26).
Les deseo un día muy bendecido.