Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche,» Salmos 92:1-2 RVR1960
Queridos amigos, mi madre solía repetir lo que le oyó decir a mi abuela: «con el mazo dando y con la boca orando».
No entendí el dicho hasta que por la bendición de Dios supe que la vida plena y verdadera se trata precisamente de eso.
La palabra nos insta a ser esforzados y valientes. También dice que el que no trabaja que tampoco coma.
De ahí que «con el mazo dando» empieza a tomar lógica.
Es notable como nos dejamos absorber por lo esforzados que debemos ser para lograr nuestras ambiciones terrenales y lograr mucho más que solo el sustento necesario.
Es en ese correr que nos olvidamos por completo de «con la boca orando».
No tomamos en cuenta que la segunda parte del dicho es la más relevante, porque muy poco estamos enfocados en lo verdadero y eterno, y eso es precisamente lo que el salmista está expresando.
Al abrir los ojos alabemos a Jehová, démosle las gracias por todo y por un nuevo día.
Nutrámonos con su palabra, el mejor desayuno posible.
Anunciemos sus misericordias por la mañana, tengámosle en nuestra mente al mediodía, recordemos sus preceptos por la tarde y recordemos su fidelidad por la noche.
Tengamos a Dios presente en todo momento y lugar, disfrutando de su divina presencia con pensamientos puros y de alabanza.
Entonces estaremos viviendo en el gozo maravilloso de un verdadero hijo de Dios. Que Dios esté presente en todo momento de sus vidas y que tengan un lindo día a su lado.